Hoy es uno de esos días en que te
se levantas con ganas de guerra, en sentido figurado, claro, como si durante la
noche Morfeo te hubiera hecho un encargo envenenado del que no puedes escapar.
Tengo que defender a los maltratados, aunque no sea políticamente correcto y
sepa de antemano que me enfrento a las ideas preconcebidas y a ese
totalitarismo feminista, o hembrista, que no se diferencia en nada del
machista.
El año pasado hubo en España 57
mujeres asesinadas por sus parejas, un auténtico drama del que nos informaron
ampliamente en la televisión y en los periódicos, pero seguramente poca gente
sabe que también fueron asesinados por sus parejas 29 hombres. ¿Se imagina
usted lo que podría haber sucedido si las mujeres fueran físicamente mas
fuertes que los hombres?
Durante la campaña electoral,
Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, tuvo la tentación de introducir en el
debate la modificación de la Ley de Violencia de Género, para que se ampliara a
toda la violencia doméstica, incluidos niños y ancianos, y no fuera un
anacronismo anticonstitucional que discrimina jurídicamente en razón del sexo.
Como era de esperar, no tardaron ni 5 segundos en saltar contra Ciudadanos la
jauría de fundamentalistas que defienden una Ley injusta y que han perdido
completamente la perspectiva de la realidad. Rivera y los suyos tuvieron que
recular y callarse, pero yo no me presento a las elecciones y me importa un
pepino lo que digan de mí esas feministas de pacotilla y los que les hacen el
caldo gordo.
En primer lugar conviene que todo
el mundo sepa que esa sociedad patriarcal que se remonta a los albores de la
Humanidad y que ha tenido, desde siempre, a la mujer subyugada es un mito.
Hasta hace unos pocos miles de años (el Homo Sapiens tiene unos 190.000) eran
las mujeres las que tenían todo el poder en las tribus, hasta el punto de que
en muchas sociedades ni siquiera existía la palabra padre, pues no era posible
saber que hombre era el progenitor. Hay un detallado estudio de las tribus
indígenas, donde se deja sentado esto, del antropólogo norteamericano Morgan,
que recogió en su libro “El origen de la familia de la propiedad privada y del
Estado” Federico Engels, el gran amigo y mecenas de Carlos Marx, al que espero
que nadie tenga la tentación de calificar de machista y "facha". Dicho esto, es
cierto que las mujeres, desde que apareció la agricultura y la ganadería y se
formó la familia tan como la conocemos actualmente, han estado discriminadas e
injustamente plegadas a la autoridad del hombre. En España siguen discriminadas
laboralmente y, por la cultura machista que hemos tenido los hombres y nuestra
poca voluntad de cambiar, teniendo que hacer de “superwoman” esa palabreja que
nos hemos inventado para describir a las heroínas que tienen que conciliar el
trabajo en la empresa y en el hogar, incluido el cuidado de los niños, sin la
adecuada ayuda de sus parejas.
Ya habrá observado usted que soy
un ferviente defensor de las mujeres y que estoy totalmente en contra de su
discriminación, ni le cuento lo que opino del calvario que padecen las féminas
en algunos países y en algunas sociedades (siempre pienso que pude nacer
mujer), pero eso no es óbice para que también defienda los derechos de los
hombres. Los 29 hombres que han sido asesinados por sus parejas el año pasado
en España no lo fueron “porque se lo merecían”, como no lo fueron los niños
asesinados por los maltratadores o arrojados a un contenedor, metidos en el
armario de un trastero y tirados por la ventana por sus madres.
Como muchas mujeres, muchos
hombres son también maltratados y algunos asesinados por sus parejas. Pero,
además, esos hombres tienen que sufrir la discriminación legal, mediática y, en
muchos aspectos, social.
Suscribo su último comentario desde la A a la Z. En torno a la violencia doméstica hay demasiado mito y, sobre todo, demasiada utilización política del fenómeno.
ResponderEliminarHay determinados "lobbies" interesados en tener mayor proyección social y en la opinión pública que la que cabe deducir del peso numérico de sus componentes. El lobby feminista es uno de ellos. Aunque las mujeres representen algo más del 50 % de los humanos, no todas las mujeres se identifican con los postulados radicales de quienes se declaran feministas. Algo parecido ocurre con el lobby gay.
Pues bien. Hay, además, determinadas opciones políticas interesadas en capitalizar la actuación de esos grupos de presión, por el hecho de que consideran que eso les granjea muchos más votos.
¿Significa eso que el resto de las opciones (usted cita acertadamente el caso de C's en la pasada campaña de elecciones generales) no defienden los derechos de las mujeres? Rotundamente, No. Lo que ocurre es que sus posiciones más realistas, son contrarias a las posiciones que proclama el lobby en cuestión.