Después del segundo café solo, yo
lo tengo que tomar descafeinado porque la cafeína me pone a doscientos por hora,
Manolo, entre cagamentos, me contó que a las dificultades que estaba pasando el
sector se han añadido otras. Al parecer hay mucha gente que se dedica a hacer
carreras ilegales, sobre todo las largas, que son las que dejan algo de margen
y sus compañeros taxistas de Madrid y Barcelona ya están en pie de guerra ante la
irrupción de las multinacionales, que quieren enviar a los autónomos al paro. Manolo,
que siempre fue de derechas, ha sufrido una metamorfosis en la dirección
contraria del dicho ese que reza: “el que no fue comunista a los 20 años es que
no tiene corazón y el que no dejó de serlo antes de los 50 es que no tiene
cabeza”, se ha convertido en un marxista radical a los sesenta y tantos. Una cosa es la libre
competencia y la libertad de mercado, me dijo, y otra muy distinta la libertad
de la zorra en el gallinero.
Nos despedimos con otro apretón
de manos y otro abrazo, como cuando nos encontramos a la entrada de aquella
cafetería de barrio, y nos miramos a los ojos unos segundos antes de marcharnos,
como si fuera la última vez que íbamos a coincidir.SI NO HACEMOS NADA, HASTA LOS MUERTOS, CONVERTIDOS EN FANTASMAS CON BIRRETE BLANCO, EMERGERAN DE LAS TUMBAS PARA EXIGIR JUSTICIA.
sábado, 20 de febrero de 2016
EL CABREO DE MANOLO EL TAXISTA
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Después de leer esta entrada, me miro al espejo y aparece ante mi un tipo raro, porque yo fui comunista hasta los treinta años y descubro que afortunadamente tengo cabeza, porque hace ya unos cuantos lustros que dejé de serlo.
ResponderEliminarSi es por la pérdida de derechos y por los recortes, el taxista Manolo hace tiempo que debería haber dejado de ser de derechas. En eso Rajoy no ha sido el único. A mi Zapatero me recortó mi salario en en 5 % y no me han devuelto ni un euro.