Existe la errónea creencia de que
los seres humanos, al contrario que los demás animales, somos seres racionales,
es decir, que nos guiamos por la razón, es la misma patraña que decir que nosotros
poseemos un alma inmortal y nuestro gato no. La verdad es que todos los
animales, incluido el Homo Sapiens, razonan en mayor o menor grado, pero sus
decisiones están mas influidas por las emociones. Pocos animales se pelean a
muerte con otros de su misma especie, bien a cabezazos o a mordiscos, sino es
para defender su harén o cuando hay periodo de celo y ningún ser humano hace
tantas tonterías y razona tan poco como cuando está enamorado. Las emociones no
son mas que un proceso electroquímico que se produce en nuestro cerebro y son
mucho mas importantes que las razones o las ideas, porque tienen mas que ver
con la supervivencia.
Un buen dirigente, un líder, ha
de tener siempre en cuenta que las emociones y los sentimientos son fundamentales
en la vida de las personas. Un buen entrenador, un buen director, un buen jefe
de equipo, no lo será si no es capaz de tocar el corazón de sus subordinados,
así es como se comprometen, mucho mas que con subidas de sueldo. Incluso las
buenas campañas publicitarias ya tocan mas los sentimientos que los artículos y
hay anuncios donde ni siquiera se ve el producto. BMW obtuvo un premio por el
famoso anuncio donde no se veía el automóvil por ninguna parte, solo se decía “te
gusta conducir”. Pero otras compañías y grandes corporaciones tienen mucha
experiencia en esto, Coca Cola, por ejemplo, tuvo el atrevimiento de vestir a Papá
Noel de rojo y blanco, sus colores corporativos, en los años 30 y hoy casi
nadie sabe que Papá Noel viste, en verdad, de verde y blanco.
Podría mencionar muchos ejemplos
históricos de que las emociones siempre se anteponen a las ideas, sobre todo en
momentos cruciales. Gaspar Melchor de Jovellanos, ese gran político asturiano,
como otros muchos en 1.808, dejó a un lado sus ideas ilustradas para ponerse al
lado de la España retrógrada, la de una monarquía absolutista y tirana, cuando
nuestro país fue invadido por los franceses. También fue muy significativo el
discurso de Stalin para arengar a los soviéticos tras la invasión alemana en la
“Operación Barbaroja”; el líder comunista no habló de Marx, ni de Lenin, ni del
papel de los soviets, sino de Pedro el Grande y la Madre Patria rusa.
En las campañas electorales se
cuida mucho la imagen, las frases ingeniosas, las ocurrencias e intentar dejar
al contrario en evidencia, pero, muchos han olvidado que también aquí lo mas
importante son las emociones. Un político que es capaz de emocionar puede lograr que hasta los que están en sus antípodas políticas lo voten.
Conseguir un fuerte sentimiento
emocional en los electores no es sencillo. Hace falta empatía, una comunicación
verbal y no verbal convincente y, sobre todo, decir la verdad. Muchos políticos
piensan que a los potenciales votantes hay que encandilarlos escondiendo los
problemas y prometiéndoles el Paraíso, que equivocados están. Es como el mal
vendedor que da siempre la razón a su cliente en vez de aconsejarle lo que le
conviene, aunque sea mas barato. Ese día perderá algo de comisión, pero se lo
habrá ganado para siempre.
En España se ha dado mucha
importancia a la imagen juvenil de los candidatos, pero con eso no se ganan las
elecciones. En los EE UU, donde nos llevan mucha ventaja en estos asuntos, no
tienen problemas con los vejestorios. Algunos creen que Ronald Reagan llegó a
presidente prometiendo bajar impuestos, pero fue tocando el corazón, y lo mismo
se puede decir de Bernie Sanders, el viejo político izquierdista, que está siendo
una sorpresa no por su ideario, sino porque ha sabido emocionar a los jóvenes y a los mas desfavorecidos.
El fenómeno de Pablo Iglesias, el de Podemos, es un buen ejemplo de lo que acaba de exponer en su brillante artículo, con el que no puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminarEl PSOE realizó un casting para elegir como candidato a una persona jóven, que a decir de las chicas es muy guapo. Sine embargo no consiguió más que el peor resultado del PSOE desde la recuperada democracia.
Por contra, Pablo Iglesias, con un mensaje más simple que un sonajero (la casta, los de arriba, los de abajo, la gente, etc.) ha obtenido unos resultados que la izquierda radical clásica (encarnada por IU) nunca podría haber soñado. Y lo ha hecho desde el desaliño indumentario machadiano y desde un concepto dudoso de belleza masculina.