No descubro nada nuevo si afirmo
que los ricos tienen mucha cara dura y que casi todos lo son merced a
explotar a los pobres. También suelen ser bastante hipócritas y fariseos,
porque la mayoría de ellos en España se autodefinen como creyentes y muchos católicos
practicantes, pero no tienen ninguna intención de desprenderse de sus millones,
aunque Jesucristo dijera aquello de que “más fácil es que un camello entre por
el hondón de una aguja que un rico en el Reino de los Cielos”.
Dos de los Jinetes del Apocalipsis son los que mas han trabajado contra las clases sociales, La Guerra
y La Muerte. Cuando llega la de la guadaña no sirven de nada las estratagemas,
el poder o el patrimonio y hasta no hace mucho, aunque siempre intentaban
escaquearse y escurrir el bulto, los ricos también caían en los campos de
batalla. Eso ya ha empezado a cambiar hace algunos años y lo hará aún mas en el
futuro. El tráfico de órganos, donde las mafias secuestran y asesinos a muchos
niños, está sustentado por los ricos, que son los únicos que se pueden pagar
las astronómicas cifras de los órganos vitales en el mercado negro y las clínicas
ilegales que hacen los trasplantes; incluso hay quien dice que ya hay
millonarios que tienen clones humanos encerrados, a su imagen y semejanza, para
que los órganos sean mas compatibles.También aquellos ejércitos de reemplazo, donde el
alistamiento era obligatorio independientemente de las rentas, casi han
desaparecido.
La mayoría de los ejércitos de
este mundo en el que vivimos, donde las diferencias sociales son cada vez
mayores y mas groseras, están integrados por “profesionales”, es decir, por
aquellos que no han podido encontrar otro trabajo y no tienen donde caerse muertos.
Pero, hay un problema: los que quieren hacer del ejército una profesión, no me
refiero a los oficiales, no son suficientes para mantener guerras a gran escala
y que duren mucho tiempo. Por eso los EE UU tuvieron que recurrir al
alistamiento forzoso en conflictos como los de Vietnam e Irak.
Entre soldados y entre ejércitos
también hay clases. En Vietnam, por ejemplo, no era lo mismo arrojar bombas
desde un superbombardero B-52 o rociar la jungla con el “agente naranja” desde
aviones Hércules C-130, que vivir en galerías subterráneas, comer ratones y un
puñado de arroz y solo disponer de un Ak-47. Por eso en toda aquella Guerra
solo murieron 58.159 norteamericanos, pero varios millones de vietnamitas, sin
contar los mutilados y los que padecieron las secuelas de las armas químicas. Vietnam
ganó la guerra, porque los ricos no podían soportar ver a alguno de sus hijos
en cajas de madera.
En España se suprimió el servicio
militar obligatorio durante el primer Gobierno de José María Aznar, era una
vieja reivindicación de la izquierda desnortada que padecemos y que la derecha
aceptó de buen grado. Fue un gran error,
porque ahora nuestro país solo dispone de entre 15.000 y 20.000 hombres y
mujeres verdaderamente operativos, muchos inmigrantes, que ni de lejos pueden
cumplir el mandato constitucional. Un ejército de soldados pobres.
Tendríamos menos independentistas
y mas justicia social si todos tuvieran que volver a jurar bandera, pero el
futuro va en la dirección opuesta, los ricos tendrán un ejército de drones y robots y
los pobres llenarán las tumbas en los conflictos armados de los próximos años.
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