Al mismo tiempo que los bancos
centrales compiten entre ellos por ver quien hace mas locuras, los Estados no
se quedan atrás. Estos días estamos viendo lo que está pasando en Francia con
las medidas de recortes salariales y de derechos laborales que el Gobierno
socialista del presidente Hollande y el primer ministro Manuel Valls quieren
implementar. Si en España han funcionado, se han dicho, pues pongámoslas en
práctica aquí. El gobierno francés se equivoca, porque si bien es cierto que la
economía española ha crecido, también lo es que esa devaluación, que se ha
cargado sobre las espaldas de los trabajadores, ha tenido la consecuencia de la
caída de la demanda interna y un fuerte impacto en la recaudación, con las
repercusiones que eso tiene en el déficit público y, por consiguiente, en la
Deuda, que en España ya es del 100% del Producto Interior Bruto. La dinámica de
intentar solucionar los problemas del crecimiento económico bajando salarios a
la vez que se aumenta la productividad solo puede llevar a que los trabajadores
se acaben convirtiendo en esclavos que estarán toda el día en la fábrica o en
la oficina por poco mas que un bocadillo. Enevitablemente surge una pregunta ¿quién
comprará lo que se fabrica? Por mucho dinero que tengan los bancos los
ciudadanos no pueden pagar los créditos. Parece que no se ha aprendido nada de
la explosión de las hipotecas Subprime.
El Gobierno pseudoizquierdista
francés no ha tomado en consideración que hay grandes diferencias entre países.
Mariano Rajoy pudo hacer una Reforma Laboral, que perjudicaba muy seriamente a
los trabajadores, porque tenía a los sindicatos, que en España viven del erario
público, comiendo de su mano, y aceptaron sin rechistar las draconianas
medidas, pero no sucede lo mismo en Francia y eso lo va a ver claramente el
Gobierno francés el día 31 de marzo, con la huelga general que hay convocada
para ese día.
Solo China, donde se ha aprobado un
plan quinquenal que pone patas arriba las políticas que estaban destinadas al
fracaso, parece que se ha tomado en serio que es imperativo un cambio en el
modelo de crecimiento y que la planificación económica es imprescindible.
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