Tras la liberación de Palmira, el
presidente sirio, Bashar al Assad, ha ordenado que Raqqa, la capital del Estado
Islámico en Siria, y la ciudad de Deir ez-Zor son los siguientes objetivos. Las
tropas del Ejército Árabe Sirio, que llevaban algunos días concentrándose, ya
han empezado a moverse a través del desierto y avanzan hacia el Noroeste. Los
yihadistas del ISIS están siendo cercados en una gigantesca bolsa que comprende
varias provincias sirias e iraquíes, donde las ciudades de Raqqa y Mosul son
los principales feudos del Estado Islámico y donde se van a desarrollar las
batallas finales de esta terrible guerra.
Mientras que el Ejército Iraquí,
voluntarios chiítas y los milicianos peshmergas kurdos ya han iniciado su
ofensiva sobre Mosul, ayudados por la aviación norteamericana, varias brigadas
acorazadas y de infantería motorizada del EAS, algunas que habían participado
en la toma de Palmira, ya se están moviendo con los carros de combate de
fabricación rusa T-90, que tan buen resultado están dando y que son
invulnerables a los sistemas contracarro, incluidos los misiles TOW con que
cuentan los yihadistas, en vanguardia. Por el Norte, los milicianos peshmergas kurdos
del YPG y la aviación rusa y siria se encargarán de cortar la cadena de
suministros que desde Turquía abastece a los terroristas. En esta fase decisiva
de la guerra, quedará diáfano quienes han estado financiando, abasteciendo y protegiendo
a los asesinos del Estado Islámico y quienes han puesto toda la carne en el
asador contra ellos.
FOTO 1- carros de combate T-90 del Ejército Árabe Sirio avanzando por el desierto.
FOTO 2- milicianos/as kurdos del YPG se dirigen al frente.
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