Estamos empezando a ver en España
algunas manifestaciones y acosos violentos a algunas personas y formaciones
políticas, en particular a Podemos, por parte de la ultraderecha, que es mucho
mas importante en este país de lo que reflejan los resultados electorales de
algunas formaciones fascistas, pues la mayoría de sus votos van a parar a otros
partidos políticos, como el PP, Ciudadanos o Vox. El intento de agresión que sufrieron
los militantes y simpatizantes de Podemos en Gijón la noche del viernes 22 de
enero, en su propia sede, por parte de un grupo autodenominado “Grupo Patriota Asturiano”,
no es una singularidad, porque sucesos similares ya se han visto en otras ciudades
y otras CC AA, pero ahora adquiere una dimensión distinta dada la situación de
incertidumbre política que vive el país y el miedo que tiene la derecha a que
formaciones políticas como la que lidera Pablo Iglesias lleguen a tocar poder
en el Gobierno del Estado. Harían bien todos los responsables políticos e institucionales
condenando, sin ambages, este tipo de actuaciones y tomando las medidas policiales
y judiciales pertinentes, así como moderando el lenguaje propiciando un clima
civilizado, pues se puede ser muy duro con los contrincantes políticos sin
llegar al insulto.
La instrumentación que la
ultraderecha está haciendo de la inmigración en Europa y en los EE UU se parece
como un huevo a otro a la que hicieron los nazis con los judíos en la Alemania
de Hitler. Algunos ya advertimos hace bastante tiempo que la falta de seriedad
en las políticas de inmigración, procurándose mano de obra barata a cualquier
precio o fomentando guerras, como las de Irak, Libia y Siria, que han provocado
una avalancha de refugiados, tendría desagradables consecuencias y que una de
ellas sería la utilización del problema por parte de movimientos u
organizaciones ultraderechistas para arrimar el ascua a su sardina. Este
fenómeno lo hemos visto y lo estamos viendo en muchos países de Europa y los demócratas
deberíamos tomar buena nota y actuar en consecuencia, porque el recuerdo del Holocausto
que sufrieron los judíos y el infierno que vivió Europa deberían servir para no
volver a repetir lo peor que ha visto la especie humana.
En España casi no ha tenido
incidencia el flujo de refugiados que llegan a Europa cruzando el mar entre Turquía
y Grecia, algo que sí ha ocurrido en otros países de la Unión que, como
Alemania, han recibido un millón de personas en pocos meses. Fue precisamente durante
los Gobiernos de José María Aznar cuando mas aumentó la llegada de inmigrantes a España, que también continuaron llegando en masa durante los Gobiernos de Zapatero. Según
las estadísticas, incluso España ha perdido bastantes inmigrantes, que han
vuelto a sus países de origen, en los últimos años, debido a la crisis y a una
tasa de paro muy alta. ¿Ha visto usted a los grupos fascistas atacar las sedes
del PP o del PSOE cuando la inmigración en España crecía exponencialmente? yo
tampoco.
El ataque a Podemos, bajo la
coartada del “peligro para nuestra cultura” que suponen los inmigrantes o los refugiados
se inscribe en un ataque en toda regla contra la democracia que ha desatado la
ultraderecha desde que ha percibido la posibilidad real de que la verdadera izquierda
pueda llegar a gobernar en este país.
Cuando el movimiento que nació
del 15M empezó a crecer dije una frase que hoy adquiere todo su valor y que volveré
a repetir: “La izquierda emergente sería una ingenua y una imprudente si no
tomara conciencia de la amenaza que supone para el sistema democrático la
ultraderecha española cuando los resultados electorales no son favorables a sus
intereses”.
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