Ciudadanos, el partido que lidera
Albert Rivera, ha sido, junto a Podemos, un producto de la crisis. Ninguno de
estos dos partidos habría tenido ninguna posibilidad ni habría pasado de ser
meramente testimonial sin que una serie de circunstancias anormales se
produjeran en nuestro país. Si Podemos nació como una respuesta al paro masivo,
a los desahucios, a la pérdida de derechos laborales y sociales, etc,
Ciudadanos ha emergido desde Cataluña como una respuesta contundente al reto
secesionista y como un relevo necesario a una derecha con muchos ramalazos
franquistas, infestada por la corrupción y que ha perdido la perspectiva de la
realidad.
El PP ha cometido bastantes
errores, pero tres son para mí los que mas incidencia han tenido en las pasadas
elecciones: 1- los populares no han sido totalmente conscientes de que los
resultados que obtuvieron en las generales del 2.011 no eran normales y que no
se debían a sus aciertos, sino la desastrosa gestión de Zapatero. 2- El
Gobierno del PP no calibró bien las consecuencias de la Reforma Laboral,
principalmente la fuerte disminución de salarios y derechos laborales y la
irritación que eso ha generado en cientos de miles de trabajadores,
especialmente de los jóvenes. 3- La corrupción no es solo privativa del PP,
pero en el partido del Gobierno está muy extendida y no han podido atacarla
porque llega hasta Génova 13.
Rajoy repite sin parar, para
legitimar su candidatura a presidente del Gobierno, que el PP ha ganado las
elecciones, es cierto, pero también lo es que, sin contar los nacionalistas de
todo pelaje político, las resultados electorales han arrojado un empate técnico
entre derecha e izquierda, pues PP+Ciudadanos suman 162 diputados y
PSOE+Podemos+IU suman 161.
Yo creo que el partido de Albert Rivera
se está convirtiendo en la clave para solucionar la difícil situación política
en que está sumido nuestro país, pero, si hace no mucho tiempo parecía que un
Gobierno PP+Ciudadanos con la abstención del PSOE podía ser una salida
razonable, la determinación de Pedro Sánchez de no facilitar ni la investidura
de Rajoy ni un Gobierno del PP y las últimas actuaciones judiciales, con
decenas de detenciones por corrupción de conspicuos populares, que apuntan muy
alto y que van a costar al erario público muchos millones, han influido mucho
en la coyuntura negociadora.
Las masivas detenciones de cargos
populares son para el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, mas que una
aparición mariana, ha bajado Dios del Cielo y le ha dado Las Tablas de la Ley.
Con esos Mandamientos podrá enfrentarse a los barones y quintacolumnistas el
sábado 30 de enero en el Cómité Federal y plantar también cara a algún que otro
dinosaurio, como Felipe González y Alfonso Guerra, que bien harían en
extinguirse políticamente de una puñetera vez. Pero es que, además, la
visualización que de la corrupción generalizada en el PP tiene la opinión
pública va a impedir que Ciudadanos pueda servir de muletilla a Rajoy y abre,
incluso, nuevas expectativas para un acuerdo trasversal donde las reformas que
son de verdad imperativas y los intereses de España pueden prevalecer sobre las
siglas y las orillas ideológicas.
Aunque es muy difícil, yo no
descarto del todo un acuerdo PSOE+Podemos+Ciudadanos+IU, que sumaría nada menos
que 201 diputados, suficientes para plantar cara con garantía a los
independentistas y a posibles deserciones en alguna de las formaciones
firmantes. Estaríamos ante un Gobierno de Concentración que enviaría al PP a la
oposición a hacer ejercicios espirituales, limpiar la casa, regenerarse y
buscar un líder y un programa que convenzan a los españoles.
Coincido con su análisis en una cosa, en el gran peso que la corrupción existente en el PP ha tenido en la fuerte bajada en el respaldo electoral a ese partido. Yo creo que ha tenido incluso más peso que la política de recortes que el gobierno de Rajoy se vio obligado a aplicar para hacer frente a la grave crisis económica que España ha tenido que afrontar desde hace ocho años.
ResponderEliminarY lo que es mas grave, puede lastrar las posibilidades del PP, en el supuesto de que no quede más remedio que afrontar unas nuevas elecciones, por la incapacidad de entendimiento entre los partidos para conformar una mayoría de gobierno.
Salvo cambios imprevistos, pero poco probables en el PSOE, el PP no va a contar con apoyos para que Rajoy, o cualquier otro candidato alternativo de su partido, pueda ser investido presidente. Pero Pedro Sánchez no lo va a tener más fácil, salvo que Ciudadanos termine inclinándose por sumar sus siglas al conglomerado mayoritariamente de izquierdas compuesto por PSOE + Podemos + IU, que tampoco cuenta, a priori, con un respaldo mayoritario dentro del Partido Socialista y dentro del C’s.
Bajo mi punto de vista el PSOE se encuentra en una grave encrucijada. El peligro para el PSOE no está tanto en su contrincante natural, el Partido Popular, como en las amenazas que han crecido a su izquierda. Tras la elecciones locales y autonómicas de mayo de 2015, con el cebo de desalojar a los populares de los gobiernos territoriales, pactó con Podemos y con IU. A cambio de un montón de Consejerías y Alcaldías, se quedó sin discurso alternativo para combatir a Podemos. Creyó que la mejor manera de frenar el auge de los populistas era pactar con ellos, con el fin de gobernar en Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Si para el Sr. Sánchez el Sr. Rajoy es el Red Bull del secesionismo, tengo para mí que el Sr. Sánchez es el verdadero refresco energético para los populistas; porque, el final, la gente prefiere lo original sobre lo meramente táctico. Y lo prefiere, además, por una razón muy simple: Podemos, ni arrastra tras de si el fracaso de los gobiernos de ZP, ni la duda sobre los casos de corrupción que afectan al PSOE.
Ahora mismo el PSOE, en lugar de emprender un debate ideológico y pedagógico contra su verdadero enemigo político, contra aquel que intenta darle el “sorpasso”, se ve maniatado, por la estrategia de supervivencia política de Pedro Sánchez, hasta para responder a la ofensa que supone que Pablo Iglesias se atreva a repartir carteras (las más importantes, por cierto) de un eventual gobierno “progresista”.
Agradezco su lúcido comentario. Yo añadiría que el PSOE tiene un problema de principios: o quiere liderar la izquierda o quiere colaborar con la derecha. Es el mismo problema que tiene toda la socialdemocracia europea.
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