Cuando, gracias a la intervención
de la aviación rusa y de la coalición que lidera EEUU y al nuevo ímpetu que los
ejércitos de Siria e Irak y sus aliados chiítas, se empezaba a ver una luz al
final del túnel en esas guerras que se han llevado por delante a millones de
víctimas, hete aquí que surgen nuevos focos belicosos en Oriente Medio, como la
ruptura unilateral de la tregua y el ataque genocida de Turquía a los kurdos o
la peligrosa escalada de las tensiones que la decapitación de 47 chiítas en
Arabia Saudí a primeros de año ha desatado entre el reino feudal e Irán, sin
olvidarnos, naturalmente, de la Guerra de Yemen, donde Arabia Saudí, que es la
mano que mece la cuna en todos los conflictos actuales de la región, bombardea
sin piedad a los sublevados contra el presidente sátrapa que ha huido al país
que ahora aplasta a su pueblo. No es casualidad que otras monarquías de la
región participen en los bombardeos de Yemen, pero llama la atención que
Israel, que ya ha efectuado varias operaciones de bombardeo (como ha hecho en Siria
contra las fuerzas de Al Assad) también se haya apuntado a la “fiesta”.
Los indios, que habitaban por millones
los actuales EE UU, enseguida se dieron cuenta de lo que valía la palabra del
presidente norteamericano, que mientras les ofrecía la mano y la paz los masacraba
y recluía en reservas sin posibilidad alguna de supervivencia. Es muy conocida
la frase de que “el Gran Jefe blanco habla con lengua de serpiente”, comparando
los indígenas el doble juego del Gobierno de Washington con la lengua bífida de
estos reptiles. También el líder iraní, Jamenei, dijo al Presidente ruso,
Vladimir Putin, en su reciente visita a Teherán para asistir a la cumbre de
países exportadores de gas, que esta gente, refiriéndose a la OTAN y sus
aliados de la Península Arábiga, no son de fiar.
No descubrimos ahora la
responsabilidad y las mentiras de Occidente y la OTAN en todo lo que está
pasando en Oriente Medio y el África Norte y Subsahariana, pero conviene
recordar que las intervenciones armadas en Libia y el apoyo a los criminales
insurgentes sirios fueron, decían, para llevar allí la democracia. Hoy Libia
tiene dos Gobiernos y es otro gran nido de yihadistas y todo Oriente Medio es
un conflicto sangriento dirigido por el régimen menos democrático del mundo,
Arabia Saudí, el mayor aliado árabe de la OTAN.
Pero, lo que me pide el cuerpo no
es emular la sabia dialéctica del jefe apache Gerónimo, los “Grandes Jefes
blancos” ya están suficientemente desenmascarados, sino meterme con los
pusilánimes, los que han dejado y dejan hacer, y, sobre todo, con los “corderos”
los que azuzaron desde los medios de comunicación esos conflictos y ahora
callan como muertos ante lo que está pasando y los pobrecillos que padecen
ahora tantas penurias y emigran a Europa a millones. Son precisamente los que
lloran ahora ante el drama de los refugiados los que la liaron parda y son
también muchos de esos refugiados los que se aliaron con el diablo y cometieron
todo tipo de excesos bajo el pretexto de “Las primaveras árabes”. Son conocidas
las atrocidades en Siria, pero no tanto las que ocurrieron en Libia, donde
miles de subsaharianos que trabajaban allí fueron salvajemente torturados,
degollados o decapitados por los nuevos “demócratas”. Los pirómanos que
iniciaron los incendios son los responsables de la quema de todo el bosque,
incluidas sus propias casas.
¡Cuidado! porque entre los refugiados
inocentes hay muchos impresentables y muchos criminales, como han podido
averiguar cientos de mujeres el día de Noche Vieja en varias ciudades de Europa.
Ya sé que decir esto no es políticamente correcto, pero yo no escribo para caer
simpático. Lo peor, sin embargo, está por llegar. Miles de yihadistas están
desertando antes de caer en la gran bolsa donde se va a desarrollar la batalla
final en el Norte de Siria e Irak y muchos de ellos, porque Turquía no los
quiere, vendrán a la Unión Europea. Todo está ocurriendo ante el silencio de los "corderos".
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