El domingo, 18 de abril, se dio a conocer que 12 de los clubes de fútbol "más importantes de Europa" llegaron a un acuerdo para formar una nueva competición, la Superliga. La FIFA expresó su “desaprobación” de la creación del torneo, mientras que la UEFA dijo que “los clubes en cuestión tendrán prohibido jugar en cualquier otra competición a nivel nacional, europeo o mundial. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de la Superliga, dirige la operación con un plan maquiavélico cuyas consecuencias dramáticas para el deporte se adivinan y el banco estadounidense, JP Morgan, archiconocido por sus escándalos financieros y sus operaciones especulativas, financiará la Superliga y la hipotecará durante 23 años. "Hacemos la Superliga para salvar el "fútbol", ha dicho Florentino Pérez. A mí esto me recuerda mucho a cuando nos dijeron exactamente lo mismo para salvar a los bancos. Los bancos fueron primero que la gente y los grandes clubes quieren estar por encima de las instituciones, de los gobiernos y, en fin, del deporte tan como lo entendemos la inmensa mayoría. Las consecuencias económicas que está provocando esta pandemia y las "soluciones" que buscan los ricos empiezan a recordar mucho a lo que sucedió tras la crisis financiera de 2008, en el sentido de que la salida a los problemas los quieren protagonizar y dirigir los mismos, los más pudientes, en detrimento de las mayorías. Los grandes clubes quieren ciscarse en los clubes más pobres, quieren hundirlos en la miseria para ser ellos más ricos, quieren impedirles comer en su mesa y participar en sus competiciones, solo les quieren dar las migajas que les sobrarán del banquete que están preparando. No importa el fútbol base, no importa el deporte entendido como tal, no importan las selecciones y las ligas nacionales, cuyos calendarios quieren adaptar a su conveniencia; hasta quieren imponer en España una liga con solo 16 equipos en Primera División para que les quede más tiempo a los "grandes" a competir en su Superliga. La caradura, la ignominia, es monumental. Pero, hete aquí que ya hay periódicos, cadenas de radio, televisiones y periodistas deportivos que defienden lo indefendible. Los que convirtieron el fútbol en el nuevo opio del pueblo quieren ir un paso más allá, no satisfechos con drogarnos con este deporte, ahora quieren llamarnos imbéciles a la cara. Mientras miles de niños siguen entrenando en España, en plena pandemia, para no perder la forma en el deporte que tanto aman, pienso si alguno de ellos llegará el día de mañana a gladiador del nuevo circo romano para satisfacción de los nuevos césares ¿Dejarán los gobiernos que los grandes clubes se salgan con la suya, como dejaron a los bancos? Veremos. Poderoso caballero es D. dinero.
Todo en mundo sabe lo que ocurre en el mundo de futbol,no hay peces para tantos comensales..y los milagros de momento va a ser que no,mas bien lo contrario..se avecinan tiempos dificiles para el futbol y tendra que adaptarse a los nuevos tiempos que no son prometedores..Florentino Perez,que no suele dar un paso en falso,lo sabe..como tambien sabe que de seguir bajo el yugo de la FIFA y con la mafia de la UEFA..el futbol acabara siendo como Salvame..no acabo de ver la relacion del futbol con la politica o con los bancos..al menos relacion directa..rescatar a los bancos o mejor dicho las Cajas fue una necesidad imperiosa para mantener la credibilidad del sistema finaciero y evitar que colapsaran..el tema de la Superliga va de otra cosa..por cierto,JP Morgan es mucho mas que un banco,lo sabe ud de sobra..es que como ud lo ha dicho parece que se trata de un banquito de aquellos que tanto abundaban en los 80 y que desaparecieron todos
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