viernes, 3 de abril de 2020

LOS ABUELOS DEL CORONAVIRUS


Dicen que en pocos días el número de pensionistas ha bajado en España en más de 8.000 personas, el coronavirus, con su guadaña, ha venido a solucionar el problema de las pensiones, por si la “pastillita holandesa” no fuera suficiente. Miles de nuestros, para unos padres, para otros abuelos y para muchos niños bisabuelos, caen como moscas en residencias y en hospitales. El coronavirus los está matando y ya no caben ni en las UCIS ni en las morgues. Mueren como perros en las residencias de ancianos o los médicos los tienen que discriminar según un criterio que prefiero no conocer al detalle, a este lo entubamos y este, directamente, que se muera. No es culpa de los médicos, hacen lo que pueden, es que no hay respiradores suficientes para dar una oportunidad a todos nuestros abuelos de seguir viviendo. Una sociedad que hace esto a sus mayores es una sociedad de mierda. Estos viejos, estos cadáveres apilados en el Palacio de Hielo esperando que vengan a recoger sus ataúdes para incinerarlos, fueron jóvenes un día y muchos de ellos no pudieron disfrutar su juventud. De niños padecieron una guerra, luego el hambre y después se mataron a trabajar para sacar a sus familias y a su país adelante. Cuando yo era un niño pequeño solo veía a mi padre los domingos, cuando me levantaba por la mañana ya no estaba y cuando mi madre me acostaba por la noche mi padre aún no había vuelto. Estos ancianos, estos cadáveres a los que les hemos arrebatado la dignidad, no solo levantaron este país, con sus pírricas pensiones sostuvieron a las familias tras la crisis del 2008. Si muchas familias no se fueron al cuerno en España hace una década no fue gracias al Gobierno, ni al dinero que entre todos dimos a los bancos, fue gracias a nuestros abuelos. Silicosos o con la columna, la rodilla o la cadera hechas una birria, pero siempre con una sonrisa después de todo lo que les tocó vivir. Entre los héroes de estos días, estos, los abuelos, son mis mayores héroes, lo son cuando mueren solos, sin que ningún familiar les pueda acompañar, y ya lo eran antes, cuando nos sacaron adelante. Esta crisis sanitaria pasará y vendrá una grave crisis económica, donde todo el mundo va a sufrir mucho, pero, un aviso para los gestores, para los políticos que han estado gastando el dinero en chorradas y tocando el violín como cigarras: ¡ni se les ocurra cebarse otra vez con los abuelos y abuelas que sobrevivan!

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