lunes, 20 de abril de 2020

LA CRISIS DEL 2021. EL TSUNAMI AMERICANO


¿Cómo del 2021, será la del 2020? me dirá usted. Pues, no. La crisis económica que ha provocado el “cisne negro” del coronavirus no la vamos a ver en toda su crudeza hasta el año que viene, hasta entonces asistiremos a un efecto dominó, a una cascada de acontecimientos que desembocarán en la mayor crisis económico-financiera que el mundo ha conocido desde el Crac del 29. En los EE UU tienen miedo a una erupción del volcán Teide, la elevación más alta de España y el tercer volcán más alto del mundo, situado en la isla canaria de Tenerife. No es para menos, aunque el Teide está semidormido desde hace siglos, ni mucho menos apagado, las simulaciones por ordenador presumen que una erupción dramática del Teide generaría un tsunami con una ola gigantesca que arrasaría la costa Este del país americano. Aunque el volcán Krakatoa, o mejor dicho, el hijo de Krakatoa, está en erupción y podría dar los mismos disgustos que dio su padre, no parece, sin embargo, que sea este el caso del Teide a corto y medio plazo, el volcán español es bastante más pacífico. Así que no se preocupen tanto los americanos por un tsunami originado en las Islas Canarias, que se preocupen por la actividad volcánica que tienen allí, en sentido literal y en sentido figurado. Sí nos tenemos que preocupar los europeos por el tsunami económico que nos va a llegar de los EE UU, por si la crisis económica provocada por el coronavirus no haya inundado ya suficientemente Europa. Recordemos que la crisis económica relacionada con los impagos de las hipotecas Subprime, que en Europa se empezó a manifestar en 2008, ya había estallado en los EE UU en 2007. Pues bien, en 2021 padeceremos en el Viejo Continente (que tiene de viejo exactamente lo mismo que los demás) la crisis que primero se va a manifestar en todo su “esplendor” en USA. Cuando escribo estas líneas el precio del petróleo West Texas cotiza en negativo. Esto se debe a que la brutal caída de la demanda, tanto de la industria como de los particulares, ha provocado que las instalaciones americanas de almacenamiento, incluidas las estratégicas, estén ya al 100% de su capacidad. Llegados a este punto tienes dos alternativas: o paras la producción o pagas para que te quiten los barriles de petróleo de encima. La verdad es que se están haciendo las dos cosas al mismo tiempo, más la primera que la segunda. Hace un par de semanas el presidente Trump, con su tradicional irresponsabilidad, decía que la caída de los precios del crudo eran una noticia estupenda y que almacenarían grandes cantidades de petróleo para hacer un buen negocio. Si usted está al tanto de lo que hemos comentado otras veces con respecto al apalancamiento billonario de las compañías petrolíferas americanas con los bancos, pues tendrá una idea bastante aproximada sobre lo que estamos hablando. EE UU tiene un problema añadido, su Deuda estratosférica, aunque otros no están en mejor situación y tienen menos capacidad para disminuirla. Gastar mucho más de lo que ingresas no es muy inteligente, sobre todo cuando no es para hacer inversiones o lo es para hacer inversiones con demasiado riesgo. No es lo mismo que la crisis económica provocada por el coronavirus te coja con una Deuda del 50% sobre el PIB y la tengas que elevar al 75% a que te pille con una Deuda del 97% sobre el PIB y la tengas que elevar, siendo optimista, al 123% (caso de España). Más Deuda, más riesgo, es decir, créditos más caros. Los políticos y los economistas que han dirigido los destinos del mundo en las últimas décadas puede que sepan mucho sobre teorías económicas sin contrastar, algo ahora diáfano, pero parece que no han leído la fábula de la cigarra y la hormiga ni el cuento de los tres cerditos. El invierno (el tsunami americano) llegará inexorable en 2021 y ni la cigarra tiene comida ni dos de los cerditos una casa resistente que aguante el viento que va a soplar fuerte.

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