jueves, 16 de abril de 2020

LAS FASES Y EL CRITERIO


En esta crisis todavía no hemos pasado del punto de negación, no hemos asumido plenamente lo que nos está pasando, eso es lo que suele hacer la mente humana ante una situación traumática. Pronto entraremos (algunos ya lo han hecho) en la fase de la ira, y luego nos quedarán las fases de la negociación (no me refiero a la negociación política, sino a la negociación con nosotros mismos), de la depresión y la última será la de la aceptación, aceptar que esto no es un sueño y que nada de lo anterior volverá a ser igual. Lo peor para hacer este tránsito, y para lo que vendrá tras él, es la incertidumbre. Cuando la incertidumbre se enseñorea de la sociedad, de la economía y de la vida de las personas no se pueden hacer planes, ni previsiones, ni proyectos y eso los humanos lo llevamos muy mal. No se llega a la fase de la aceptación si no hay certidumbre ¡cuidado! y, en ese caso, en muy fácil volver a la depresión o incluso a la ira. Para que haya aceptación tiene que haber un criterio, algo que despeje la incertidumbre, no importa tanto que el criterio sea acertado como que exista, pero tiene que ser convincente. A mí me preocupa mucho que en esta crisis sanitaria no exista un criterio, no me refiero ahora a un criterio sobre lo que pasará dentro de unos meses o dentro de un par de años, hacer ese ejercicio de adivinación sería poco serio, no lo sabe nadie y difícilmente podrías convencer a la gente, me refiero a que ni siquiera exista un criterio sobre como contabilizar los contagios y los muertos. La gente puede perdonar la falta de previsión, porque la mayoría entiende que nadie nos tomamos demasiado en serio, ni los ciudadanos de a pie ni los Gobiernos, que un virus que andaba por China, como otros que aparecieron hace años en Asia, llegaría aquí con esta intensidad y poniéndolo todo patas arriba, pero, lo que la gente no va a perdonar es que ahora se actúe alegremente mientras los fallecidos llenan las morgues, no va a perdonar los palos de ciego, no va a perdonar la falta de criterio, no va a perdonar, para decirlo de una vez, que le provoquen más incertidumbre. No puede ser que cada comunidad autónoma tenga un criterio para contabilizar los contagios y los muertos, no puede ser que cada país de la UE cuente como le da la gana, porque así es imposible saber en qué situación estamos, es imposible comparar, es imposible tomar medidas serias y es imposible no causar más incertidumbre. Dicen que hay que clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas, pero, en la situación que estamos no se puede mentir con las estadísticas y tanto la Comisión Europea como los Gobiernos, empezando por el nuestro, deben tomar las medidas pertinentes al respecto y deben hacerlo ya mismo. Más que el número de muertos asusta la incertidumbre.

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