miércoles, 1 de abril de 2020

IMPUESTOS, ORO Y CORONAVIRUS


¿Qué tendrán que ver estas tres cosas? me preguntará usted, pues mucho. Ha comenzado en España la campaña de la declaración de la renta, que tendrá de plazo desde el 1 de abril hasta el 30 de junio. Hay mucha gente contenta porque Hacienda les va a devolver una pequeña parte de lo que ya les quitó y gente menos contenta porque, además de lo que Hacienda ya les quitó, tendrán que pagar más encima. Ninguno de todos estos españoles es verdaderamente rico, esos no pagan. Nos han contado que los impuestos son para pagar sanidad, educación, carreteras, etc, esas cosas que necesitamos, y usted añadirá que también para pagar otras cosas poco o nada necesarias, vale; la verdad es que eso suena muy bien y convence, pero es falso. Los impuestos que pagamos son una de las formas de valorizar el dinero de mentira con nuestro trabajo y nuestro esfuerzo y para que usted no pierda la confianza en el papel moneda sin respaldo de valor, los “mortadelos” que imprimen los bancos centrales. Esta verdad es ahora más evidente que nunca: ¿si los bancos centrales pueden imprimir todo el dinero que les da la gana, billones para parar la explosión social que, si no lo hicieran, provocarían las consecuencias de la pandemia del coronavirus, para qué narices pagamos impuestos? Pero, una cosa es imprimir dinero de mentira y otra distinta imprimir muchísimo dinero de mentira. Cuando imprimes muchísimo dinero de mentira e inundas el mercado con esos “mortadelos” surge inevitablemente la hiperinflación, no solo el dinero pierde valor, los bienes o servicios que se pagan con ese dinero también lo pierden porque también “inflacionan”. Lo que no pierde valor es el oro, porque el oro tiene un valor en sí mismo por tres razones: Es escaso, es útil en la industria y como reserva de valor y, lo más importante, da confianza. En economía no hay nada más importante que la confianza. No es la primera vez que aconsejo comprar oro, si usted se lo podía permitir y siguió mis recomendaciones habrá obtenido una buena rentabilidad en los últimos cuatro años, como han conseguido los bancos centrales de Rusia y China, que se han aprovisionado de oro en grandes cantidades, pues bien, otra vez se lo vuelvo a aconsejar. Cuando escribo estas líneas el precio de la onza de oro está a 1.453,06 Euros,1.595,41 dólares, hasta ha bajado algo su precio en las últimas semanas, pero, escuche usted bien, es probable que se duplique, no solo porque hay miedo a un escenario hiperinflacionista, también porque, una vez se desate la fiebre del oro, el metal amarillo va a escasear o incluso desaparecer del mercado, los muy ricos lo habrán comprado todo. Los líderes mundiales, ministros y voceros de los gobiernos, y también los líderes de los partidos de la oposición, comparecen ahora todos los días en las televisiones e inundan Twitter con sus recomendaciones, con sus arengas y con sus ridículas batallas, nos dan los números de los contagiados y de los muertos por el coronavirus, nos dicen lo que piensan hacer y las medidas que van a tomar, pero, ni uno solo de todos ellos nos ha dicho que este “cisne negro” ha provocado la explosión de la burbuja de la Deuda que ellos han estado hinchando, como si el asunto no tuviera una importancia capital, nunca mejor dicho. No nos quieren salvar a nosotros, quieren, sobre todo, salvar su trasero, porque, tras la explosión de la burbuja financiero-inmobiliaria en 2.008 provocada por los impagos de las hipotecas Subprime, no dieron dinero a la gente a la que los bancos habían timado, se lo volvieron a dar a los malos para que siguieran con sus fechorías y eso lleva aparejadas graves responsabilidades. Lo bueno de este suspense es que nosotros lo sabemos, pero ellos aún no saben que lo sabemos. Se acabaron los santos inocentes.

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