El martes 28 de abril el
presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, expuso el plan de su
Ejecutivo para la desescalada. Un plan de cuatro fases, variable y asimétrico,
como no puede ser de otra manera en un escenario de total incertidumbre como el
que nos encontramos. El plan no ha gustado a la derecha, no ha gustado a la
ultraderecha y no ha gustado a los independentistas, pero bueno, tampoco les hubiera gustado ningún otro. Lo que más me ha
llamado la atención no ha sido el plan, bastante cabal a mi parecer, sino
algunas reacciones al plan, en particular las de los pequeños empresarios,
hosteleros y comerciantes, es decir de la pequeña burguesía, por cierto, uno de
los nichos de votos más importantes de la ultraderecha. Llama la atención que
exactamente los mismos que acusaron a Sánchez de imprudente por no haber
decretado antes el Estado de Alarma y que en las redes sociales lo llaman
asesino, enterrador y adjetivos a cual más cariñoso, ahora, en la desescalada,
lo que pretenden es que, desde ya, bares, cafeterías, tiendas, restaurantes,
hoteles, cines, etc, puedan abrir con el 100% de su aforo. Si cuando se decretó
el Estado de Alarma el día 14 de marzo en España había menos de 150 muertos
acumulados de las semanas anteriores y ahora estamos en 300 muertos diarios el
relato de la imprudencia se te cae a pedazos si resulta que ahora te importa un
pimiento si hay aglomeraciones o se llenan los aforos. Cuando el Gobierno dice
que durante algunas semanas tendrá que haber un control sobre la gente que
entra en bares, comercios, hoteles, etc, y que en las primeras fases no podrá
ser superior a 1/3 del aforo, algunos se suben por las paredes, dicen que así
sus negocios no son rentables y que tendrán que cerrar. Pues bien, lo mismo les
pasa a los trabajadores, para los que no es rentable estar con un ERTE por el
que solo van a cobrar una parte de su ya miserable sueldo y los que se han ido
directamente a la calle. Aquí todo el mundo lo va a pasar mal ¿lo hemos
entendido? Cuando el relato se te cae a pedazos, el mundo se desmorona delante
de tus narices y el Estado adquiere un protagonismo que ni en tus peores sueños
te hubieras imaginado, si eres un ultraderechista, o un independentista ultraderechista, te
cabreas, te cabreas mucho. El problema es que si esto está sucediendo a nivel
mundial y está afectando a los países más poderosos económicamente no puedes ir
diciendo a la gente que la culpa la tiene Sánchez y su Gobierno “socialcomunista”,
no cuela. Así que una parte de la derecha y la ultraderecha se han inventado
una conspiración. Los mismos que durante el franquismo se inventaron una
conspiración judeo-masónica para explicar los males que aquejaban a España y
los mismos que se inventaron una conspiración de socialistas, etarras e
islamistas para explicar los atentados del 11M, ahora dicen que esta crisis la
han provocado el Gobierno chino, Bill Gates y George Soros, los comunistas, los
globalistas y los judíos unidos en un aquelarre para acabar con nosotros ¿Y
quién dirige ese cotarro? nos preguntaremos, pues también nos lo han dicho: el
jefe es el mismo diablo, Satanás, por eso Bill Gates registró una patente con
el número 666 y George Soros tiene una oficina en una calle de una ciudad china
con el número 666. Hay que estar completamente locos para creer este tipo de
cosas, pero, ojo, la gente también se creyó que los arios eran una raza
superior y algunos hasta que los comunistas tenían cuernos y rabo. El diablo,
eso sí, no los va a poder demandar por la patraña. Los que no vivimos en el
mundo de Yupi estamos a otras cosas y somos perfectamente conscientes de lo que
está pasando y de lo que está sufriendo la gente. Aunque no sabemos en qué va a
acabar todo esto, se trata ahora de minimizar daños en la medida de lo posible.
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