Aunque, oficialmente, la campaña
electoral para los comicios del 10N empezará el día uno de ese mismo mes y solo
durará ocho días (todo el mundo es consciente del cansancio de los españoles)
de facto estamos ya en campaña electoral, es más, yo creo que estamos en
campaña electoral incluso desde días antes de las sesiones de investidura
fallidas. Desde la Transición yo he visto de todo en las campañas electorales,
por ejemplo, he visto mentir mucho ¿Quién no se acuerda de Solves diciéndole a
Pizarro que no había ninguna crisis a la vista? ¿quién no se acuerda de Rajoy
diciendo que iba a bajar los impuestos? Pero, algunas de las cosas que estamos
viendo en esta campaña yo nunca las había visto, desde el empeño en establecer
un relato hasta usar las instituciones para la propaganda partidista. La Junta
Electoral Central ha tirado de las orejas a la ministra de Educación y portavoz
del Gobierno, Isabel Celaá, por utilizar las comparecencias de los viernes tras
el consejo de ministros, no para decir qué se había acordado o qué medidas iba
a tomar el Gobierno en este u otro asunto, sino para dar mítines electorales
contra los demás partidos. Mi interés en las comparecencias de Celaá los
viernes no era ver con qué nuevo caro modelito de marca rivalizaba con Maria Teresa
Fernández de la Vega, se centraba en descubrir si el mitin tocaba esta vez
contra Pablo Iglesias o contra Albert Rivera. Ahora sus comparecencias
carecerán por completo de interés, a mí me importan un pimiento los modelitos
de estas socialistas. Otro asunto que me ha llamado poderosamente la atención
son los ingentes esfuerzos de Iván Redondo,
el asesor electoral de Sánchez, que ni siquiera es socialista y que antes
trabajó para el PP, por amarrar bien los debates electorales en TV. En realidad
ya no hablamos de debates, sino de debate, porque el PSOE ya ha dicho que solo
quiere uno ¿tiene miedo Pedro Sánchez? Lo más grosero, sin embargo, es el
intento de que en ese debate, que será a cinco, es decir con las formaciones
políticas con mayor representación parlamentaria, incluida Vox, se meta también
a Errejón, bajo el argumento de que su formación política tiene representación
parlamentaria en la Asamblea de Madrid; pero ¿no fue exactamente ese el mismo
argumento, en ese caso su representación en el Parlamento Andaluz, el que
esgrimió Vox para poder participar en los debates electorales de las últimas elecciones
generales y fue desestimado por la Junta Electoral Central? Cuando las
encuestas ya no van tan bien como suponías y pierdes los nervios puedes cometer
grandes errores, en este sentido, la sobreactuación repentina de Sánchez en el
asunto catalán, y hasta el eslogan electoral del PSOE, tienen mucho que ver con
el desesperado intento de arrebatar votos a Ciudadanos en Cataluña, el nicho
electoral, junto a Andalucía, más importante de España. Pero, a mí me preocupa
muchísimo más que el Gobierno interino tenga preparado un plan serio de
contingencia para lo que puede pasar en Cataluña el día de la publicación de
las sentencias, y me temo que no lo tiene, que utilizar este asunto para la
campaña electoral. Una insurrección general, acompañada por desobediencia civil,
que te desborde pocos días antes de las elecciones puede echar por tierra todos
tus cálculos. Eso sería muy malo para el PSOE, pero, lo verdaderamente importante es que sería muy malo para España.
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