Más peligrosos que los golpes de
Estado explícitos, son los golpes de Estado de facto, porque de estos segundos
no siempre se es totalmente consciente y, en consecuencia, no se reacciona
contra ellos. En España tenemos el perfecto ejemplo de un golpe de Estado de
facto, el que se dio en 1.981, no la “tejerada” del 23F, sino el que se produjo
unas semanas antes y que obligó al presidente Adolfo Suárez a dimitir. Aquello
fue un golpe de Estado en toda regla que descabalgó de su puesto al presidente
del Gobierno y que dio un giro de 180 grados a algunas políticas que había
mantenido el Gobierno de la UCD, como la entrada en la OTAN o el reconocimiento
del Estado de Israel. Pero, a la gente lo que ha quedado en la memoria es la
entrada de Tejero en el Congreso de los Diputados y el discurso del rey Juan
Carlos a altas horas de la noche. Pues, yo creo que lo que ahora está
sucediendo en Cataluña es también un golpe de Estado de facto y que tiene toda
la pinta de triunfar, como triunfó el de 1.981. Es la segunda edición del que
los independentistas catalanes dieron en 2.017, con la declaración de
independencia en el Parlament, pero ahora no es un golpe institucional, contra
el que el Estado reaccionó con la aplicación del Artículo 155 de la
Constitución, han aprendido mucho y tienen buenos asesores, es un golpe de Estado
en las calles, en las plazas, en las autopistas, en las estaciones de
ferrocarril, es las escuelas y los institutos, con violencia cuando la estiman
necesaria para completar sus otras acciones y para “hacerse visibles en el
Exterior”. Es evidente que el golpe de Estado al que estamos asistiendo en
Cataluña ha logrado convertir a todos los catalanes en rehenes de los golpistas
y que, mientras esto sucede, el Gobierno central está desaparecido, solo
preocupado, como otras fuerzas políticas, por obtener buenos resultados en las
próximas elecciones. En ningún país del mundo te cambian los planes de estudios
para que, aunque faltes a clase, puedas aprobar las asignaturas o se ataca
impunemente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los violentos no
son las células de terrorismo urbano perfectamente dirigidas por las autoridades
regionales, son los policías que se defienden. Los derechos constitucionales y
la Ley ya no rigen en Cataluña, solo rige la dictadura independentista. Un
golpe de Estado de facto, pero, un golpe de Estado a fin de cuentas. A ver si
nos damos por enterados.
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