Me produce mucha indignación escuchar
opiniones de gente irresponsable, incluidos altos dirigentes políticos de este
país, poniendo en cuestión las actuaciones policiales en Cataluña ante el violento
embate de los independentistas más radicales. Exactamente los mismos que se la
cogen con papel de fumar para criticar las actuaciones de terrorismo urbano de
los cachorros independentistas, critican a las Policías y a la Guardia Civil.
El asunto no es nuevo, pues lo mismo sucedió el 1-O y también durante el acoso
al Congreso de los Diputados. No estamos hablando de manifestaciones pacíficas,
ni siquiera de manifestaciones violentas por la defensa del puesto de trabajo,
estamos hablando de terrorismo urbano como el que ya padeció el País Vasco,
terrorismo, llamemos a las cosas por su nombre, perfectamente organizado, planificado
y dirigido por el Gobierno de la Generalitat, por Puigdemont, Torra y sus
secuaces ¿El mismo que decía que apretaran más nos quiere convencer ahora de su
pacifismo? La estrategia de los independentistas contempla varios vectores de
actuación: propaganda internacional, manifestaciones pacíficas, pero también,
en un salto evidente, el empleo de la violencia. Esto no es completamente
nuevo, porque en el pasado ya vimos episodios claramente violentos, como el
acoso a los funcionarios judiciales y a la Guardia Civil en la Consejería de
Economía, por lo que algunos han sido condenados por el Tribunal Supremo, pero
lo de ahora es una guerra urbana. Esas células terroristas están preparadas con
criterios muy profesionales y tienen sus manuales de actuación para atacar
puntos e instalaciones estratégicas y a las fuerzas policiales; estamos
hablando de gente pertrechada con utensilios como bolas de acero, potenciadores
incendiarios, botellas con ácido, cócteles Molotov, cohetes pirotécnicos, etc,
que guardan incluso una cierta uniformidad en su indumentaria y con sus
mochilas llenas de ese armamento y que están conectados y dirigidos a una
sofisticada aplicación informática radicada en el extranjero para moverse con
criterios militares. Pues bien, es a esas células de cientos, o incluso miles
de CDRs, es a ese ejército de terroristas urbanos a los que se tienen que
enfrentar los Mossos de Escuadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil,
fuerzas sujetas a la tensión que produce duplicar y a veces hasta triplicar los
turnos, porque son claramente fuerzas insuficientes, con grave peligro para su
integridad física, no porque lo diga yo, porque los dicen los partes
hospitalarios con más de 200 agentes del orden heridos algunos en estado grave.
Son esos profesionales los que se juegan el tipo en primera línea contra los golpistas,
son esos profesionales los que se parten la cara en defensa de la Constitución
y la Ley, en defensa de la seguridad de las personas, como lo hicieron en el
pasado contra los terroristas de ETA. A todos ellos, gracias.
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