Tras los resultados de las
encuestas electorales que se han hecho públicos y a la espera del definitivo
veredicto de las urnas el día 26 de junio, el miedo ha cundido en las filas
socialistas, por primera vez desde la Transición Democrática el PSOE podría
dejar de ser el primer partido de la izquierda. La única preocupación que
parece tener la cúpula del partido que lidera Pedro Sánchez, algunos barones
regionales, como Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara y Javier Lambán,
presidentes de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, respectivamente y,
sobre todo, el expresidente Felipe González, a sueldo de lobbies, es ¿qué haría
su partido si el “sorpasso” de Unidos Podemos llegara a producirse? Estos
conspicuos socialistas, y otros que ya saldrán a la palestra, prefieren mil
veces, ya lo han dicho, que gobierne el PP que un Gobierno de unidad de la
izquierda. Ya hicieron mil piruetas dialécticas para acusar a Pablo Iglesias de
preferir que gobernara el PP a “un Gobierno del cambio”, pero fueron los
socialistas los que firmaron un acuerdo con Ciudadanos, que ya han roto
unilateralmente, inasumible para Podemos y para IU, porque contemplaba, entre
otras cosas, una pírrica subida de solo un 1% del Salario Mínimo
Interprofesional (ahora los socialistas, muy poco tiempo después, defienden que
sea del 4%) que el Estado complemente con dinero público los salarios mas bajos
y que los trabajadores (la bolsa austríaca) se paguen su propio despido. El
acuerdo con Ciudadanos era la coartada para no pactar con Podemos e IU.
Pero, el PSOE, se dé el “sorpasso”
o no, tendrá que decidir si gobierna con la izquierda o con la derecha, ese es
el cáliz que tendrá que tomar. No sería la primera vez que los
socialistas gobiernan con la derecha, lo están haciendo en Andalucía con
Ciudadanos y ya Felipe González prefirió a las nacionalistas catalanes de CIU,
antes que a IU, cuando estuvo en minoría. También han aprobado juntos el PP y
el PSOE la modificación de la Constitución (sin referéndum nacional) para
establecer un tope al déficit y los grupos popular y socialista europeos votan
juntos el 70% de las cuestiones que se debaten en el Parlamento de Estrasburgo.
Eso sin contar que, digan lo que digan, están de acuerdo en casi toda la política
económica, laboral, fiscal, exterior, etc. El problema que van a tener los
socialistas es que si deciden gobernar con el PP o, lo mas probable, permiten
que Rajoy salga investido presidente y que gobierne en minoría con su apoyo
parlamentario, no van a tener a Pablo Iglesias tendiéndoles la mano sino
desenmascarándolos. Porque una cosa es el paripé y otra la escenificación
grosera.
En Europa hemos visto de todo, en
Grecia el PASOK casi ha desaparecido por haber gobernado con el partido
derechista Nueva Democracia, pero en Portugal hay un presidente socialista
apoyado por los comunistas y por un partido similar a Podemos. No sabemos lo
que puede suceder en España, pero, yo creo que si el PSOE decide apoyar
explícitamente al PP corre el peligro de romperse. El PSOE siempre ha mantenido
una férrea disciplina interna (“el que se mueve no sale en la foto” Alfonso Guerra
dixi) pero no es lo mismo imponer la disciplina cuando eres hegemónico que
cuando estás en horas bajas y corres peligro, si no te espabilas, de
desaparecer. Tanto el Partido Socialista Francés, como el SPD alemán saben muy
bien de lo que hablo.
El PSOE es un partido histórico
de la izquierda en España y muchos de sus votantes y militantes, no tanto algunos
de sus dirigentes, no entenderían que apuntalaran al PP después de todo lo que
han dicho de Rajoy y los suyos. Y esos españoles, socialistas y de izquierda,
tienen voluntad propia y si se tienen que mover, se moverán.
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