Cuando todas las encuestas daban
como ganadores a los partidarios del Brexit, es decir, a los que quieren que el
Reino Unido abandone la Unión Europea, hete aquí que un descerebrado ultraderechista
va y mata a la diputada laborista, del ala izquierda de su partido, Jo Cox, de
41 años y con dos hijos. Tal ha sido el impacto en la opinión pública del
crimen que, como por encanto, las encuestas ya apuntan en la dirección contraria.
Veremos lo que sucede el día 23 de junio.
No voy a analizar aquí que circunstancias
han llevado a los británicos a esta encrucijada histórica, solo decir, porque es
una evidencia, que la inmigración masiva no gusta a amplias capas sociales y es
el factor principal que está influyendo en el crecimiento de los partidos de
extrema derecha. Lo hemos visto hace poco en Austria, donde casi sale elegido
presidente del país un ultraderechista y lo estamos viendo en Gran Bretaña, Francia,
Holanda, Hungría, etc.
Este crimen me ha recordado otros
que también se produjeron en momentos cruciales, como el de JFK, el de Aldo
Moro, el de Olot Palme o el de Carrero Blanco, por solo citar algunos, sin
contar con extraños accidentes, como el de la princesa Diana, precisamente
cuando estaba embarazada y pensaba casarse con un musulmán. ¿Pueden ser capaces
los servicios secretos, o grupos organizados al servicio de oscuros intereses, de
cometer crímenes así o esto es solo fruto de la casualidad y de la voluntad
enfermiza de un loco? En el caso de la muerte de Jo Cox, como en la mayoría, no
lo sabemos y seguramente no lo sabremos nunca, pero hay otros que, con el paso
del tiempo, han quedado aclarados, aunque sin consecuencias para los actores,
como el secuestro y asesinato de Aldo Moro. El 9 de mayo de 1.978 apareció sin
vida y acribillado por 11 balas el cuerpo del dirigente democristiano italiano
Aldo Moro, que había sido por dos veces primer ministro, acababa así el
secuestro de 55 días perpetrado por las Brigadas Rojas. Pero, hoy se sabe que ese
grupo de extrema izquierda estaba a las órdenes de la CIA y los servicios
secretos italianos, entonces penetrados por el largo brazo de la Mafia. Aldo
Moro es asesinado precisamente cuando la Democracia Cristiana y el Partido Comunista
estaban a punto de firmar el “Compromiso Histórico”, un acuerdo de Gobierno
para terminal con el “pentapartito” y la inestabilidad política de Italia que
provocaba elecciones cada pocos meses. Santiago Carrillo, el histórico
dirigente comunista español, siempre dijo estar convencido de que tras la muerte
del presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, no solo estaba ETA.
En fin, casualidades,
conspiraciones, que cada uno saque sus propias conclusiones.
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