Mientras se resuelve el entuerto de quién será capaz de formar Gobierno y mientras asistimos a los navajazos
traperos que se dirigen entre compañeros de partido, sobre todo entre los
socialistas, creo que es necesaria una reflexión sobre lo que está pasando en
la izquierda, no me refiero al PSOE, que, como toda la socialdemocracia europea,
hace mucho tiempo que abandonó esa zona del espectro político.
Yo siempre ha tenido serias dudas
sobre que el fenómeno Podemos signifique un resurgir de la verdadera izquierda,
la del pedigrí marxista y la revolucionaria. Si bien el partido de Pablo
Iglesias tiene su raíz en las protestas del 15M, en la indignación de los
jóvenes y los trabajadores ante las tropelías de la derecha y ante la crisis
por ella provocada, su discurso cae muchas veces en la demagogia, en contradicciones
flagrantes y en grandes mentiras. Para ser justos tenemos que decir que Podemos
no es la única formación de la izquierda que padece esos males, porque IU
comparte varios de ellos. Ninguna organización marxista minimiza la
autocrítica, ningún partido de izquierda auténtica hace propuestas irrealizables,
ningún movimiento revolucionario con raíces comunistas, en fin, pretende
cargarse el Estado. La izquierda marxista, como primero le pasó a la izquierda
socialista, ha perdido el Norte, ha perdido muchos de sus valores y ha adoptado
los mismos comportamientos de la derecha. ¿Cómo es posible que el líder electoral
de una organización de izquierda, Alberto Garzón, pretenda presentarse a
coordinador general después de haber conseguido el hito de dejarla con solo dos
diputados? Eso mismo hizo Gaspar Llamazares y tuvo que dimitir. Es cierto que
la Ley Electoral perjudica muy especialmente a IU, pero también la perjudicaba
cuando Julio Anguita llevaba el timón e IU tenía mas de dos millones de votos y
21 diputados y no había una crisis como la actual ni cinco millones de parados.
¿Dónde está el análisis y la autocrítica?
Pero, entre las contradicciones
de la izquierda española sobresale su nulo sentido de Estado. No se puede
entender la pretensión de que una gran parte de la población, en edad laboral,
viva de las subvenciones, que se abran las puertas de par en par a un ejército
de reserva que presione a los demás trabajadores a peores condiciones sociales laborales
y salariales, no se puede entender que se coquetee con los independentistas, no
se puede entender, para decirlo de una vez, que se pretenda dinamitar el
Estado, el instrumento de poder del pueblo.
Mientras Podemos e IU dicen a todo
el que quiera escucharlos que quieren un referéndum de autodeterminación, pero
que están en contra de la independencia de Cataluña, algunos de sus diputados
votan en el Parlament con los secesionistas y sus concejales se abstienen en el
Ayuntamiento de Barcelona para que salgan adelante las iniciativas de los
independentistas. ¿A qué estamos jugando?
Vladimir Ilich Uliánov decía que
la capacidad para formar alianzas es una de las claves del éxito, es cierto,
pero había algo a lo que Lenin daba muchísima mas importancia, la coherencia
ideológica y la praxis revolucionaria, que solo se puede llevar adelante con seriedad
y con disciplina.
Si denunciamos las mentiras de la
derecha aún con mas razón tendremos que denunciar las de la izquierda.
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