Fuerzas combinadas del Ejército Árabe
Sirio y de sus aliados libaneses, la milicia de Hetbolá, están ocupando los
últimos barrios de Damasco que todavía permanecían en manos de los yihadistas
del Estado Islámico y del Frente Al Nusra, una de las franquicias de Al Qaeda.
Aceptando la oferta lanzada por el presidente sirio de que se respetaría la
vida de los que se rindieran y que se permitiría huir con sus familias a los
que no quisieran entregarse, los terroristas han claudicado y ya no son una
amenaza para la capital, a la que llevaban años acosando con fuego de mortero y
con atentados suicidas. La ofensiva para liberar las zonas de Damasco que
permanecían en manos de los insurgentes estuvo precedida por el corte de
suministros procedentes del Norte del país por parte de la aviación rusa y por
la toma (el lunes 11 de diciembre) de la base aérea de Marj al-Sultán, donde
los soldados sirios y los milicianos de Hetbolá se enfrentaron en una dura
batalla contra los yihadistas durante varios días.
La liberación de Damasco vuelve a
elevar la moral (el punto de inflexión fue la intervención rusa) del ejército
gubernamental y de la mayor parte de la población que apoya al Gobierno en su
lucha contra el Estado islámico y el Frente al Nusra, mientras que cada vez son
mas frecuentes las deserciones entre los fanáticos y las fuerzas que les quedan
se van concentrando en una gigantesca bolsa al Nordeste de Siria y el Noroeste y Norte de Irak. Los bombardeos de la
coalición internacional no habían servido de mucho mientras las fuerzas de
tierra no tenían capacidad para completar las operaciones, pero la reorganización
de los ejércitos sirio e iraquí, ahora bien pertrechados y apoyados por
milicianos chiítas, han dado un vuelco a la situación. La guerra dista mucho de
estar acabada, pero el final ya se vislumbra.
Pero, tan importante como la
lucha sobre el terreno son las operaciones entre bambalinas. Al acuerdo que
habían llegado Rusia y Arabia Saudí para que el régimen feudal cortara su
financiación y apoyo a los yihadistas, se une ahora Qatar, su otro valedor,
tras el acuerdo a que ha llegado su ministro de Exteriores con Serguéi Lavrov
en Moscú. Ni un solo dólar va a llegar a manos de los asesinos, ahora que
necesitan el dinero mas que nunca, porque los aviones rusos han acabado con el
robo y contrabando de petróleo a través de Turquía. La Historia recordará a
Putin como el estadista que recuperó la soberanía de la Madre Patria sobre Crimea,
pero yo creo que su principal logro ha sido saber rodearse de gente muy
preparada y muy eficaz, como el actual primer ministro Dmitri Medvédev o el
propio Lavrov, que en este conflicto lo está demostrando sobradamente.
La mayor preocupación debería
centrarse ahora en la batalla de Mosul, el siguiente objetivo de las tropas
iraquíes y de la coalición internacional que dirige EE UU y capital del Estado
Islámico en Irak. Tras la toma de Ramadi por el ejército iraquí, sus fuerzas se
dirigirán hacia la principal ciudad del Kurdistán en Irak. Pero aquí hay otros
actores importantes, el pueblo kurdo y Turquía, que después de romper unilateralmente
una tregua de mas de dos años, lleva unos meses masacrando a los kurdos. ¿Querrá
apropiarse ahora Erdogan del petróleo que antes robaban a los kurdos los
yihadistas?¿permitirán los EE UU a su aliado de la OTAN perpetrar esa fechoría?¿lo
tolerará Rusia?
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