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Los dirigentes de los grandes
partidos no tienen miedo a lo que diga su militancia, ni los medios de
comunicación, eso está controlado, pero sienten verdadero pánico cuando se
aproximan las elecciones, sobre todo si se han dedicado a amargar la existencia
a los ciudadanos. Nunca como ahora han sentido el vértigo que produce la
sospecha, mas que fundada, de que los españoles están esperando la primera
oportunidad para darles hasta en el cielo de la boca. Es esa mayoría
silenciosa, la misma que menta de vez en cuando el presidente Rajoy, que no va
a las manifestaciones y que parece que traga con todo, la que puede poner a
cada uno en su sitio. Lo saben, naturalmente, por eso unos han iniciado una
campaña de lavado de imagen con el slogan de “Socialistas”, porque la izquierda
cotiza al alza cuando los ciudadanos sufren las recetas de la derecha. Pero, va
a ser muy difícil hacer olvidar a la gente que fueron precisamente esos
socialistas, los del PSOE, los que congelaron las pensiones, bajaron el salario
a los funcionarios, subieron la edad de jubilación a los 67 años y dejaron el país
hecho unos zorros. Según todas las encuestas, son cientos de miles de votos los
que pierde el Partido Socialista y se van a IU, la coalición rojiverde. El PP,
al ser el partido que gobierna, tiene otra estrategia. Estos otros intentarán
convencer a los ciudadanos de que las medidas que ha tomado el Ejecutivo son
las adecuadas y son las que nos van a sacar del pozo. Los “brotes verdes de
Zapatero” se han convertido en “la luz al final del túnel” de Rajoy. No sé si
estará usted de acuerdo conmigo en que son dos caras de la misma moneda, pero
es evidente que utilizan las mismas patrañas.
Rajoy se fotografía con Obama, el
amo negro, para que le de la bendición y poder contarnos a todos que los que
mandan dicen que nuestro Gobierno hace bien los deberes. En Génova 13 hace ya
tiempo que se dio la orden de que todos los conspicuos del PP hablen con
optimismo de nuestro futuro y lo hagan a la menor ocasión, y ahora, cuando los
comicios se acercan, la propaganda va a ser utilizada a fondo. El “España va
bien”, de Aznar, va a ser sustituido por el “España va a ir bien” de Rajoy.
Largo me lo fiais Dña. Inés, digo, D. Mariano. Porque el paro sigue en cifras
escandalosas, la Deuda aumentando peligrosamente y acercándose al 100% del PIB,
la hucha de las pensiones disminuyendo, y la corrupción y el fraude fiscal continúan
campando a sus anchas, por poner solo unos ejemplos de la situación actual de
nuestro país.
Rajoy ha aplicado medidas muy
duras contra los trabajadores, aunque muchos de ellos habían votado a su
partido para echar a Zapatero a gorrazos. Recordemos que una de las primeras
medidas que tomó D. Mariano nada mas llegar a la Moncloa fue subir el impuesto
del IRPF en las ya escuálidas nóminas de los currantes y que dijo que sería solo
por dos años, que van a vencer ahora (ya veremos si cumple esa promesa). Pero,
la medida mas dura del Gobierno del PP contra los asalariados ha sido la
Reforma Laboral, que abarató extraordinariamente el despido y las condiciones
para que las empresas pudieran poner a la gente en la calle. Se dijo que eran
recetas imprescindibles para sanear nuestra economía y para crear empleo, pero,
ha pasado el tiempo y la gente ha visto que ni lo uno ni lo otro, sino todo lo
contrario.
Los ciudadanos están preparando,
con el cuchillo entre los dientes, su venganza, un plato que esperan tomar frio
votando a otros. Pero el bipartidismo vive en su mundo, tiene su propia
dinámica y su propia fiesta, y ya ha empezado el baile de una larguísima
campaña preelectoral.
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