
La agitación del sentimiento
nacional, algo enraizado en el tuétano de la gente, siempre ha sido útil para
conseguir ciertos fines. Hace ya mucho tiempo que los expertos en marketing han
descubierto que utilizar en provecho propio los sentimientos de los
consumidores rinde mas beneficios que alabar las bondades del producto que se
intenta vender. Hitler y los suyos fueron maestros en la utilización maniquea
de la propaganda y en usar los sentimientos nacionales de los alemanes como
instrumento para conseguir sus propósitos. La famosa frase de Joseph Goebbels,
amigo íntimo de Hitler y ministro de Propaganda nazi: “una mentira dicha mil
veces se convierte en verdad”, es útil para hacernos una idea de la catadura
moral y la ausencia de escrúpulos que tenía este individuo, pero el conocimiento
de la utilización propagandística que hizo del sentimiento nacional germano nos
ilustraría aún mas en este tema.
Otra de las características del
fascismo es el nulo respeto que tiene a las leyes que elaboran otros, que
contrasta con la férrea defensa e imposición de las suyas. Esta actitud debe
enmarcarse en que los fascistas creen que tienen el monopolio de la verdad y,
por tanto, las opiniones de los demás no cuentan.
Artur Mas y sus socios ya han
dicho que piensa hacer la consulta independentista catalana sí o sí, le han
puesto fecha para el 9 de noviembre y han ofrecido cínicamente a Rajoy como
organizarla. Al mismo tiempo, en su delirio, los nacionalistas han iniciado la
campaña en favor del doble sí, a que Cataluña sea un Estado y sea, además,
independiente. En lo que se ofrece hay un claro discurso insolidario, pues
dicen y venden que Cataluña será el séptimo país mas rico de la Unión Europea,
pero lo mas preocupante es el mensaje inequívocamente fascista, mintiendo a la
gente con la subida de salarios y pensiones y la reducción del paro y, sobre
todo, manifestando que el nuevo Estado seguirá en la UE, no tendrá fronteras
físicas, mantendrá la doble nacionalidad española y catalana y que los equipos
de fútbol catalanes seguirán participando en la liga española. Es un mensaje fascista
porque a Mas y a los que le acompañan en esta aventura no les importa nada lo
que opinen los españoles y los europeos de estos asuntos en los que son,
evidentemente, parte.
Otro rasgo intrínseco del fascismo
es el expansionismo imperialista, como sabemos desde que Mussolini invadió Libia
y Abisinia. Una Cataluña independiente no se conformaría con las fronteras que
corresponden a la actual comunidad autónoma sino que pretendería anexionarse
los llamados “Países Catalanes” que comprenderían a Valencia y Baleares, parte
de Murcia y Aragón y el Rosellón francés, convirtiéndose en un factor de desestabilización
y conflictos muy importante. Los nacionalistas catalanes ya han organizado
manifestaciones y financian organizaciones afines en esos territorios.
Mientras, la izquierda, que
debería ser su enemigo natural, ya no tiene sentido de Estado, la parte mas
importante de su ADN, y se desangra buscando un líder carismático con sonrisa
Profidén (PSOE) o pierde el Norte colaborando a las fechorías de los
nacionalistas catalanes (IC, filial de IU) como antes hizo ayudando a los similares
en el País Vasco.
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