A Jesús Sanz Montes, el arzobispo
de Oviedo, le viene grande el cargo, un cargo cuya principal razón de ser no es
que haya que tratar a D. Jesús de excelentísimo y reverendísimo señor (ni
siquiera Dios tiene un tratamiento así) sino el de dirigir la labor pastoral en
nuestra región, o eso me parece a mí. Dicen que Jesús de Nazaret, o sea, el
jefe, pero el jefe máximo del arzobispo, por encima, lógicamente del Papa,
utilizaba ejemplos sencillos para hacer entender a la gente sus enseñanzas, a
estos ejemplos sencillos les dieron el nombre de parábolas. Entre todas ellas
hay una que sobresale y que es imprescindible conocer para el que quiera ser un
buen líder, un buen dirigente, un buen director, en fin, un buen jefe, es la
parábola del buen pastor. Y dijo Jesús de Nazaret: “Si alguno de vosotros
pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja a las otras 99 en el desierto
y va en busca de la oveja perdida hasta que la encuentra? ¿no va, si es un buen
pastor, en busca de la oveja descarriada?”. Pues bien, Sanz Montes, al que,
además del cargo, el nombre también le viene grande, no es un buen pastor,
porque se preocupa mucho del rebaño que tiene a su cuidado, el que tiene
asegurado, pero no se preocupa nada de las ovejas descarriadas, entre las que
me encuentro. Por supuesto que el arzobispo de Oviedo puede opinar libremente,
faltaría más, afortunadamente España es hoy un país libre donde todos podemos
opinar sin miedo a represalias (bueno, esta última afirmación vamos a dejarla
en cuarentena) no como fue durante 40 años, cuando al dictador fascista lo llevaban
bajo palio, en aquella España donde te podían hasta fusilar por luchar por la
democracia y las libertades, eso sí, con la extremaunción; pero, las opiniones
con las que un día sí y al otro también nos deleita el arzobispo no van, ni de
lejos, en el sentido de recuperar a ninguna de las ovejas que ha perdido, todo
lo contrario. Los artículos de opinión de Sanz Montes son monotemáticos,
siempre ataca a la izquierda, y cuanto más de izquierda sea más la ataca. La
última opinión encantadora del arzobispo es que hay “intencionalidad
ideológica” en algunas de las medidas contra el coronavirus ¿Se referirá D.
Jesús, a las medidas de Ayuso, que ya ha logrado el hito de que Madrid sea la
comunidad autónoma con más contagiados y más muertos de España? pues parece que
no, parece que lo que pretendía era meter el dedo en el ojo, por enésima vez,
al presidente de Asturias, como cuando dijeron que Barbón no iría a Covadonga,
meterle el dedo en el ojo al presidente del Principado en el feudo de Canteli,
cuya opinión sobre las medidas contra el coronavirus, mejor dicho, a favor, es
la misma que la de la presidenta madrileña ¿Iría el excelentísimo y
reverendísimo señor arzobismo a darle también las extremaunción a los muertos
por coronavirus en persona? Fue el Papa Francisco, ese jesuita al que se han
querido cargar, esta vez no con un vaso de leche caliente, sino con un libelo
donde lo acusaban de consentidor con los pederastas, el que, en su viaje a Cuba,
fue en busca de las ovejas descarriadas. El entonces presidente de la isla,
Raúl Castro, manifestó después de entrevistarse con el Papa: “voy a tener que
volver a misa”. Los curas obreros y el padre Llanos, ese que trabajaba por los
más desfavorecidos en el Pozo del Tío Raimundo, eran buenos pastores sin
ninguna duda, como los son los que van a las misiones, los que dirigen a los
voluntarios de Cáritas que tanto están ayudando en estos momentos y como tantos
y tantos buenos pastores que ha tenido la Iglesia. Pero, el arzobispo de Oviedo
no va a venir a buscarme a mí, la oveja más descarriada de todas, prefiere
zaherir mi sensibilidad y mi inteligencia, la del ateo convencido, tan
convencido de que el Universo no ha necesitado un hacedor como que el mensaje
del Evangelio es más revolucionario, más subversivo y más de izquierda que el Libro Rojo de
Mao. Tranquilo, D. Jesús, que su rebaño, el que tiene a su cuidado, no se le va a
escapar, el problema lo tiene usted conmigo.
Hay una diferencia entre una oveja descarriada y unos criminales que se dedicaron a asesinar curas y violar y matar monjas..porque esa es la historia real de los comunistas,por mucho que quieran disfrazar la Historia con leyes de memoria y demas mentiras ( las de siempre,tanto no han cambiado)..ha dicho ud alguna vez que en la preguerra civil solo eran unos pocos comunistas y la mayoria eran anarquistas y demas fauna,puede que eso sea cierto en cuanto a militantes del PCE..pero toda la republica y los partidos de distinto pelaje rendian `pleitesia a los soviets y a la hoz y el martillo..cuando quemaban iglesias asesinando a los curas y asaltaban conventos violando y matando a las monjas eran los simbolos que escribian con tiza en las paredes,junto a msjs obscenos que no reproducire aqui,por respeto..entiendo que no les guste la historia del comunismo en España y que queiarn vender la mentira de que viviamos en una republica paradisiaca donde todo era paz y felicidad,un buen dia un señor lLamado Franco dio un golpe de estado y se hizo con el poder..solo que ud y yo sabemos que eso es mentira,una asquerosa mentira de los comunistas..por cierto ,imagino que por luchadores de la libertad fusilados no se referirá a Otaegui y demas angelitos de ETA y el FRAP en 1975,ultimos fusilados en España..vaya concepto de lucha por la libertad,no me extraña que vean ustedes a Otegui como hombre de paz..la historia verdadera es tozuda sr Suarez,ya deberia saberlo
ResponderEliminar¿Y por qué piensa usted que algunos tenían tanta inquina a la Iglesia en España? ¿Sería porque la Iglesia en España siempre estuvo del lado de los poderosos y de los explotadores? ¿Por qué piensa usted que los comunistas, y la izquierda en general, se llevan tan bien con la Iglesia en países como Cuba, Venezuela, El Salvador y en otros países iberoamericanos? ¿Será porque en esos países la Iglesia siempre ha estado al lado del pueblo?
ResponderEliminarPor supuesto que yo no he pensado ni por un momento que los terroristas de ETA y del GRAPO fueran luchadores por la libertad (las insinuaciones y la duda en este caso ofenden) yo me refería a otros, como Julián Grimau, por ejemplo. Eso sí, me siguen pareciendo unos caraduras y unos hipócritas los que aplauden todavía al dictador fascista y al mismo tiempo claman por la libertad. Será la libertad de la zorra en el gallinero, claro, esa es la única libertad que les gusta.