Echar la vista atrás y aprender de lo que sucedió en el pasado es elemental, aunque poco frecuente, y eso sin hacer un análisis científico de la Historia, consustancial con el marxismo. Así que no hace falta ser adivino para saber cuándo el PSOE romperá con UP y cuándo Pedro Sánchez convocará nuevas elecciones generales, veamos: Fue a finales de enero de 2015 cuando Susana Díaz, la entonces presidenta de Andalucía, disolvió el parlamento andaluz y convocó elecciones autonómicas. El PSOE tenía un acuerdo de gobierno con IU, que por aquel entonces aún no se había unido a Podemos, y cuando llegó la hora de que se implementaran las cosas que se habían firmado Susana Díaz se negó. Naturalmente, de cara al tendido, está muy feo decir al público que rompes porque no quieres cumplir lo pactado ¿cómo va a votar la gente a alguien que no cumple sus compromisos? así que Susana Díaz se dedicó durante las semanas que precedieron a la ruptura a tratar de “peligroso radical” a Antonio Maíllo y a criticar el viaje que hicieron los de IU de Andalucía a los campamentos de refugiados saharauis, como si algo así fuera criticable. Susana Díaz ganó las elecciones, pero sin mayoría absoluta, y, como había perdido un socio de gobierno para siempre, ahora en Andalucía gobierna el PP con los restos de Ciudadanos y con el apoyo parlamentario de Vox. Craso error. Pues bien, al PSOE y a Pedro Sánchez les ha venido muy bien UP, sin ellos no hubieran podido ganar la moción de censura contra Rajoy y no estarían ahora gobernando, pero una cosa es esa y otra muy diferente que el PSOE vaya a hacer políticas de izquierdas, que no es exactamente lo mismo que las políticas feministas o las políticas en defensa de las reivindicaciones de las minorías. Ya hemos sorbido la espuma y ahora toca beber de verdad la cerveza. Las tonterías y los errores de UP se podían soportar, hasta venían bien al PSOE, porque no solo quitaban votos a la coalición de izquierdas, no se metían con los poderosos, pero otra cosa es cuando hay que cumplir los acuerdos pactados, acuerdos que sí contemplan medidas de izquierda de verdad, de izquierda pata negra, de izquierda que gustaría a Julio Anguita y de izquierda como los que se habían firmado en Andalucía con Susana Díaz. Pablo Iglesias es más inteligente de lo que Iván Redondo piensa y no solo ha dejado la vicepresidencia del Gobierno para bajar al barro de la confrontación a cara de perro contra Ayuso y revitalizar a UP, ha dejado en la vicepresidencia, ahora tercera, a la ministra de trabajo, que no es una izquierdista revoltosa pero inofensiva de Podemos, en una comunista del PCE y de IU. Así que se acabaron las tonterías y ahora toca entrar en harina, toca una nueva ley de alquileres, para que bajen los precios, sobre todo en las grandes ciudades, toca la derogación de la Reforma Laboral de Rajoy y toca la defensa de la revalorización automática de las pensiones, la defensa contra la reforma de las pensiones que quiere el capital con el apoyo del PSOE, toca impedir los fondos privados de pensiones que controlarían los bancos, toca impedir la “mochila austriaca”, para que los trabajadores, además, se paguen su propio despido y toca impedir, en fin, que los futuros pensionistas cobren un 30% menos que los actuales. El fantasma de Susana Díaz, y sus errores de cálculo, ya sobrevuela la Moncloa y la cabeza del rasputín del Reino, el mandamás asesor de Sánchez que antes asesoró al PP: Diantre, ente estos izquierdistas inofensivos y despistados también estaban los comunistas y éstos sí que van en serio, se han dicho. Así que el PSOE e Iván Redondo ya están pensando una estrategia para romper con UP, como hizo Susana Díaz con IU en Andalucía. Pero, hay un problema, la descomposición irreversible de Ciudadanos echa por tierra los cálculos maquiavélicos y España no es Alemania, aquí el PSOE no puede gobernar con el PP, los electores de ambos partidos no se lo perdonarían. La operación, que se iba a iniciar en Murcia y que luego se iba a trasladar a otras CC AA, ha fracasado. Era la primera parte de la unidad en los gobiernos entre el PSOE y Ciudadanos, el socio que los socialistas necesitaban para desprenderse de UP. Cachis en diez, en política las complicadas operaciones de ingeniería, táctica o estratégica, no suelen salir bien, porque siempre sucede algo con lo que no cuentas y que lo estropea todo, como que desaparezca Ciudadanos o que se vaya Iglesias del Ejecutivo y te imponga a una comunista como Yolanda Díaz, la ministra mejor valorada del Gobierno y con un talante encantador, de vicepresidenta.
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