jueves, 18 de marzo de 2021

EL ENCANTADOR NUEVO PRESIDENTE AMERICANO

 


Cuando Joe Biden ganó las elecciones en los EE UU la izquierda europea, incluida la española, estuvo de fiesta. Era maravilloso escuchar y leer las cosas deliciosas que decían comentaristas y tertulianos progresistas en las redes sociales y en los medios de comunicación. Había caído el maleducado, machista y neofascista Donald Trump y llegaba el progresista Joe Biden, que defiende a las mujeres, a los inmigrantes, etc, si será encantador el nuevo presidente de los EE UU que hasta ha puesto a una mujer “de color” (primero dijeron afroamericana, pero se equivocaron) de vicepresidenta, decían. Si no fuera porque uno ya conoce perfectamente el percal diría que no se puede ser más pardillos. Joe Biden tiene de progresista lo que yo de obispo, lo que tenía de progresista cuando fue vicepresidente con Obama, tiene de progresista lo mismo que tienen casi todos los dirigentes, patrocinadores y financiadores del Partido Demócrata, que se conjuraron para que el candidato progresista  a la presidencia no fuera Bernie Sanders. Sin embargo, el impresentable Trump no había metido a su país en una guerra y era el primer presidente de los EE UU que no había enviado a sus marines a masacrar gente desde que tengo memoria vital. No solo eso, Trump se había entrevistado con el dirigente de Corea del Norte para limar asperezas y evitar una posible conflagración nuclear. Aunque las relaciones con China se habían deteriorado en los últimos tiempos del mandato de Donald Trump, se trataba más de proteger los intereses económicos de los EE UU que de una escalada de la retórica bélica. Pues bien, el nuevo presidente de los EE UU no solo no ha implementado todavía ninguna política doméstica más progresista que las de Trump y sigue, imprudentemente, imprimiendo papel moneda sin respaldo de valor como si fueran cromos, para repartir, principalmente, a las grandes empresas y corporaciones, dinero que otros, los trabajadores estadounidenses, con su esfuerzo, tendrán que valorizar, está, además, tensando la cuerda de las relaciones internacionales de forma imprudente y peligrosa, amenazando a China y a Corea del Norte y diciendo (y los del Partido Demócrata no es la primera vez que lo hacen) que Rusia ha intervenido en las elecciones para hacer campaña en favor de Trump, por supuesto, como en las anteriores elecciones, sin presentar prueba alguna. Pero, Biden ha ido más lejos y se ha permitido la licencia de llamar “asesino” al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Corea del Norte y China ya han reaccionaron lanzando serias advertencias a los EE UU y Rusia ha llamado a consultas a su embajador en Washington, una medida que, frecuentemente, precede a la ruptura de relaciones. Fue Winston Churchill el que, después del acuerdo entre Chamberlain y Hitler para permitir a los nazis que se anexionaran los Sudetes, espetó al entonces primer ministro británico: “Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, y ahora también tendrás guerra”. Solo nos falta la prueba del nueve: ¿qué guerra será la que está preparando el encantador nuevo presidente americano?

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