Si con la ruta del Estrecho de
Gibraltar y la ruta libia no fueran ya suficientes, se ha inaugurado una nueva
ruta para el tráfico de inmigrantes irregulares hacia España, la ruta argelina.
Las primeras pateras que han estrenado la nueva autopista del mar han arribado
la pasada semana a las costas de Almería y Murcia, pero también a las islas de Mallorca,
Ibiza y Cabrera y hay cientos de ellas ya preparadas en Argelia para partir ¿Cómo
es posible, se preguntará usted, que embarcaciones muy endebles, abarrotadas de
gente y con un pequeño motor puedan recorrer la distancia de más de 300 kms que
hay entre las costas argelinas y Mallorca, por ejemplo? pues, no pueden, hay
barcos nodriza que los acercan hasta esas islas españolas y luego sueltan las
pateras allí. Hay unas maravillosas imágenes en Internet donde usted puede ver
perfectamente como se desarrollan este tipo de operaciones, aunque en este caso
el barco nodriza partía de las costas libias. Pero, por si este modus operandi
falla, las mafias tienen un plan B, el plan que también hemos visto en multitud
de ocasiones como funciona: llaman por teléfono a las ONGs y sus buques se
acercan a recoger a los inmigrantes en las coordenadas acordadas. Y también hay
un plan C: llaman directamente a Salvamento Marítimo para que sus barcos y sus
empleados, que pagamos todos, les hagan el trabajo ¿No pensará usted que los
barcos de las ONGs y de Salvamento Marítimo van recorriendo el Mediterráneo a
ver si se encuentran alguna patera con inmigrantes? Aunque la mayoría de los
países africanos no reportan cifras, porque sus infraestructuras sanitarias son
pésimas y porque son dictaduras, están siendo ahora gravemente afectados por la
pandemia de Covid-19, como todo el Hemisferio Sur y los trópicos. Para darnos
una idea baste decir que Sudáfrica, uno de los pocos países democráticos y con
infraestructuras sanitarias algo mejores, ha comunicado que son más de 400.000
infectados los que tiene, el cuarto país del mundo en número de infectados, da miedo pensar cuales son las cifras en el África subsahariana y en el Magreb. Si
permitir la llegada de más inmigrantes irregulares en plena pandemia, cuando
tenemos, entre apuntados a las listas del INEM y sujetos a ERTES, más de cinco
millones de parados y una crisis económica terrible es ya una ignominia, que
encima vengan infectados de coronavirus, desembarquen libremente en nuestras
playas y salgan corriendo, es un agravio comparativo que no resiste la menor discusión,
pues al mismo tiempo se está exigiendo a los españoles una disciplina sanitaria
cuasi militar. El caso de los inmigrantes argelinos que llegaron infectados a
las costas de Murcia, que fueron internados para pasar la cuarentena, que se
enfrentaron a sus custodios, que huyeron y que cuando escribo estas líneas aún
está buscando la Guardia Civil es paradigmático. Pero, recordemos que los
rebrotes más graves, los de Cataluña y Aragón, estuvieron provocados por los
temporeros, es decir, por los inmigrantes africanos indocumentados que explotan
los empresarios agrícolas con el visto bueno de los gobiernos autonómicos y del
gobierno central. El buenismo estúpido y los intereses empresariales, mafiosos,
y de George Soros se entremezclan para hacer la puñeta a los españoles, que
somos los que vamos a pagar la factura, no solo económica.
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