En todos los circos los
espectáculos con caballos son importantes, aunque casi siempre han quedado relegados
al tercer o cuarto puesto entre las preferencias del público, porque, aunque
algunos, como Ángel Cristo, daban mucho protagonismo a las fieras o al
trapecio, los niños, público mayoritario, casi siempre preferían a los payasos.
Recordará usted como los caballos corrían alrededor de la pista y como una
amazona iba saltando de una grupa a otra de los equinos sobre cuyos lomos iban
avezados jinetes. El secreto de cambiar de grupa a la carrera está en hacerlo
con los dos cuadrúpedos trotando, no galopando (eso es cosa de Rafael Alberti y
de Paco Ibáñez) al mismo tiempo. Pues bien, esto lo han aprendido también los
políticos españoles de la oposición derechista cuando eran niños y por eso
ahora que los fallecidos por la pandemia del coronavirus caen en picado no han
perdido el tiempo para saltar de la grupa del caballo de los muertos a la grupa
del caballo de la crisis económica, el caso es seguir cabalgando en círculo.
Nota: aprovecho la ocasión para
pedir la prohibición de los espectáculos circenses con animales.
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