Tras la crisis de 2008 provocada
por el estallido de la burbuja financiero-inmobiliaria, el mundo capitalista asistió
al cierre de la mayor estafa que hasta entonces se había visto a lo largo de la
historia de la Humanidad. La estafa era tan grosera y tan descarada que parece increíble
que millones de ciudadanos en muchos países permitieran que los timaran sin
mover un dedo. La gente compraba pisos, pagando por ellos hasta el triple o el
cuádruple de su valor de costo, con créditos que le daban los bancos y que
frecuentemente no solo financiaban la vivienda, muchas veces también el coche,
los muebles, etc. Mientras los bancos y los empresarios del ladrillo se
forraban a costa de los cándidos ciudadanos, hipotecados de por vida, los
salarios crecían por debajo de la inflación, la usura del capital no tiene
límites, hasta que se llegó al punto en el que los trabajadores ya no pudieron
hacer frente a las hipotecas basura (Subprime) y el tinglado se vino abajo.
Pero, no solo no se metió en cintura a los malos, a los estafadores ¿quiénes lo
iban a hacer, los Gobiernos y los partidos políticos que habían permitido todo
aquello y que incluso se sentaban en los consejos de administración de las
Cajas de Ahorro? los bancos centrales, presionados por los Gobiernos, dieron gentilmente
ingentes cantidades de dinero a los bancos y a las Cajas para no que quebraran
y a ese dinero sumaron otro que dieron a los bancos a intereses
negativos para que se lo prestaran a usted al 5 y 6%. Con la mayor parte de esos ingentes recursos, que
tendrían que haber servido para dinamizar la economía y para salvar a la gente
de los desahucios y del paro, los bancos compraron bonos y obligaciones, es
decir, los Estados se endeudaron, aún más, con los estafadores. La burbuja de
la Deuda había crecido tanto que solo faltaba un detonante para que explotara,
y entonces llegó el Covid 19 y explotó. Pues bien, otra vez hay que salvar a
los estafadores y nuevamente lo vamos a hacer los ciudadanos con sangre, sudor
y lágrimas. Mientras cientos de millones de trabajadores en el mundo se van al
paro, muchísimos sin cobertura de ningún tipo, y mientras millones de pequeños
y medianos empresarios, de autónomos, lo van a pasar muy mal y muchos van a
tener que cerrar sus negocios, los bancos centrales están imprimiendo papel
moneda sin respaldo de valor a destajo, billones de dólares, de euros, de
libras y de yenes de mentira, no para dar un cheque a cada trabajador, no para
dar un cheque a cada autónomo y a cada comerciante, para dárselo otra vez a los
bancos ¿Sabe usted lo que han dicho los Gobiernos a los bancos? que, por favor,
ese dinero esta vez tiene que llegar a
la gente. Todos sabemos lo que sucede cuando pones a la zorra a cuidar de las gallinas.
En España, sirva como ejemplo, el Gobierno ya ha dado a los bancos decenas de miles
de millones de euros para que estos gestionen ese dinero como créditos ICO,
unos créditos muy ventajosos con el respaldo del propio Estado. Lo primero
que han hecho los bancos es traspasar créditos que los clientes tenían con
ellos, créditos cuya devolución ahora peligra, a créditos ICO con el aval del Estado.
Maravilloso ¿Ha visto usted que la Fiscalía y algún juez hayan actuado de
oficio o cursado una orden de detención contra el presidente o el consejero
delegado de algún banco por esta estafa? ¿Ha visto usted al Gobierno poner el
grito en el cielo o a la encantadora oposición, esa oposición que llama de
todo, menos bonito, a Sánchez todos los días, exigir que comparezcan las
ministras de Economía y Hacienda para explicar esto? yo tampoco. Si has hecho
una estafa monumental y no te ha pasado nada, has salido completamente impune, eso
anima mucho a que vuelvas a hacer otra, más monumental, si cabe, que la
anterior. Un Gobierno de izquierdas, a ver si nos enteramos, no es el que pone
más el acento en las políticas de género o en defender a los colectivos LGTBI, eso
mola mucho, pero no es lo fundamental, un Gobierno de izquierdas es el que
tiene una política fiscal justa, el que no permite la economía sumergida y el
fraude fiscal y el que pone la economía y el dinero público al servicio de los
ciudadanos, no de los bancos. Atentos, ya estamos inmersos en la segunda gran
estafa.
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