Presumíamos que tras los
resultados de las segundas elecciones generales y las negociaciones que se iban
a producir para formar Gobierno nos íbamos a reír mucho, porque por fin se iba
a escenificar la verdadera condición de los que han hecho de la falacia y la
mentira instrumentos cotidianos de la actividad política. Pero, nuestras expectativas
se han quedado cortas, porque la jocosidad del sainete, a la vista de lo ya
acontecido, promete mucho mas de lo esperado.
Todo el mundo, corríjame usted si
miento, ha visto al líder de ciudadanos, Albert Rivera, decir durante toda la
campaña electoral que haría todo lo posible para que Rajoy no fuera presidente
del Gobierno, pero, hete aquí que una vez pasadas las elecciones mantiene la
posición contraria y quiere que otros se unan a la fiesta. El líder de
Ciudadanos ya no se acuerda de los problemas de los venezolanos ni va a llorar
mas por ellos, Venezuela ya no existe una vez pasadas las elecciones. Pero los
españoles tienen sus propios problemas, quizá por olvidarse de eso, y por
insistir en la bolsa austríaca, es decir, que los trabajadores se paguen su
propio despido, Ciudadanos ha perdido ocho diputados. Pero, lo de D. Albert no
ha sido nada comparado con el giro del PP en sus relaciones con los
independentistas catalanes y vascos. ¿Se acuerda usted de los que decían Rajoy y
los suyos sobre los que pedían un referéndum en Cataluña para votar No a la
secesión? ¿se acuerda usted de lo que decían los conspicuos del PP y sus afines
sobre los independentistas, sobre Mas y Pujol? Pues, para mofa a todos sus
votantes y a todos los españoles pactan con los independentistas que Ana Pastor,
la que fuera ministra de Fomento, sea elegida presidenta del Congreso de los
Diputados. Hay diez votos que han caído del cielo y de los que nadie se hace
responsable. Como diría Gila: “alguien ha votado a alguien”. A continuación,
Soraya Saénz de Santamaría ha dado una buena partida de dinero público a los
que lo gastan en embajadas en el extranjero y en consultas ilegales y también
les han prometido que, aunque el nuevo partido de Artur Mas solo tiene ocho
diputados y le hacen falta quince, el PP facilitará que los independentistas
catalanes tengan grupo parlamentario. Pero, a mí lo que mas me ha llamado la
atención no ha sido la metamorfosis de los principios de los dirigentes del PP,
aunque tiene mucha guasa el asunto, sino lo que ha dicho el PSOE tras la
elección de Ana Pastor como presidenta del Congreso de los Diputados. Los
socialistas estaban encantados con que no hubiera salido elegido Patxi López
con los votos del PSOE y de Unidos Podemos y que se hubiera visualizado una nueva
mayoría. Nunca he visto a nadie tan contento porque su rival político se salga
con la suya y saludar con alborozo que Rajoy no necesite su abstención para ser
investido si cuenta con la colaboración de los independentistas. El PSOE piensa
que se ha quitado un gran peso de encima porque va a poder votar no a la
investidura de Rajoy y salvar la cara proclamándose partido líder de la oposición.
La abstención en última instancia habría sido muy difícil de vender a los
votantes y militantes socialistas. Pero, aún no se han dado todas las cartas en
esta partida.
Continuará el paripé y ni mucho
menos hemos visto aún el final de esta comedia. Estoy seguro que los
impresentables dirigentes políticos que tenemos todavía nos van a deleitar con
mas piruetas dialécticas y triples saltos mortales con tirabuzón. En este
circo, los ciudadanos somos los payasos.
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