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El Gobierno socialista tiene
mucha suerte en este asunto, porque tanto el PP, compañero de correrías, como
Foro Asturias, que en esto está equivocado, son partidarios de acabar con los
pocos lobos que nos quedan. “El lobo bueno es el lobo muerto”, se dicen.
Incluso IU, la única formación política que parece tener las cosas claras en la
defensa de nuestra fauna y nuestro medio ambiente, no parece dispuesta a llegar
hasta el final. La coalición rojiverde no ha querido estar en el Gobierno y no
ha apoyado los Presupuestos, pero no ha abierto, de verdad, hostilidades
contra la FSA-PSOE. Así, el “sorpasso” será imposible.
Las matanzas de lobos, sin que ni
siquiera se haya establecido un censo de su población aproximada (los expertos
están convencidos que no hay en Asturias mas de unos 160 ejemplares) no son de
recibo y el ya de por sí exagerado cupo a batir, cincuenta para este año, no
tiene en cuenta las dramáticas consecuencias que tienen para las manadas la
muerte de uno o varios de sus miembros adultos, no digamos para los cachorros,
que se pueden quedar sin padre o sin madre y morir de hambre. Además, las
manadas que quedan disminuidas no pueden abatir grandes ejemplares, como
venados o jabalíes y son mas peligrosas para el ganado, pues los lobos
solitarios se ven obligados a matar, por ejemplo, ovejas.
El fraude masivo que hacían
muchos ganaderos sin escrúpulos era un secreto a voces. Todo el mundo sabía que
muchas reses que fallecen de muerte natural o por alguna enfermedad se llevan
al monte para simular el ataque de los lobos y cobrar las indemnizaciones, un
dinero de todos los asturianos. El fraude no solo perjudica las arcas públicas
sino que convierte al lobo en un peligro. El cuento de Caperucita se escribe a
medias entre los ganaderos y la Consejería.
La Coordinadora Ecoloxista puso
en conocimiento de la consejera, María Jesús Álvarez, sus sospechas de fraude,
pero, ante su inacción, llevó el asunto a la Guardia Civil, que después de
analizar 10.000 expedientes ha encontrado 1.200 con doble reclamación por
daños.
Después de lo que nos tocó ver en
el circo que montaron con el oso “Furacu” y la foto de la consejera con el
esbardo de oso en recuperación, que no debía tener contacto con humanos, esto
ya colma el vaso.
Lo mas curioso, e indignante, es
que son precisamente los que nos quieren poner una incineradora y que hacen
todo lo posible por cargarse nuestra fauna los que se llaman a sí mismos
progresistas.
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