
Para los habitantes de Crimea la
ruptura no va a suponer ningún trauma, por muchas razones. Sentimentalmente
están encantados por volver a formar parte de Rusia, porque, desde que la zarina Catalina II, "La Grande", se anexionó esa tierra, fue parte de Rusia, hasta 1.954, cuando
el entonces secretario general del PCUS y máximo mandatario de la URSS, Nikita
Jruschov, ordenó que se integrara administrativamente en Ucrania, por entonces
una de las repúblicas federadas soviéticas. Jruschov era un experto en esa zona
geoestratégica, no olvidemos que nació en la aldea rusa de Kalínovka, muy cerca
de la frontera con Ucrania, pero, sobre todo, que había comandado el Ejército Rojo
en la Batalla de Stalingrado, la mayor de la Historia, que aconteció también
cerca de Ucrania. Su decisión no fue arbitraria y tenía el objetivo fundamental
de atraer a los ucranianos occidentales, que habían luchado junto a los nazis
en la Segunda Guerra Mundial. Crimea y las regiones de habla rusa bañadas por
el Mar Negro constituyen la parte mas rica de Ucrania, pues la mayor parte de
sus fábricas están instaladas allí y es la única salida al mar del país. La separación
del resto de Ucrania, como le sucedió a Rusia con la desmembración de la URSS,
supondrá una mejora económica importante para los habitantes orientales, que
también gozarán de unas materias primas a precios de compatriotas. Muy al
contrario, la partición de Ucrania será un auténtico drama para la parte
occidental, la que irresponsablemente se ha subido al carro de los oportunistas
y a las estrategias de la OTAN. La UE se va a anexionar un país pobre, con muy
poco tejido productivo, pero con mas de 45 millones de habitantes. Mano de obra
cualificada y barata y consumidores para los productos alemanes. Pero, Ucrania
está en bancarrota y tiene ahora que pagar a precios de mercado el gas ruso, y
lo que debe a la Federación, y para que su población no se vuelva contra los
que han dirigido el golpe de Estado contra Yanukóvich, y contra las potencias
occidentales que lo han alentado, es necesaria una inyección urgente de dinero.
La UE ya ha comprometido una primera ayuda de 11.000 millones de euros, que no
va a ser la única, eso sí, estará sujeta a un acuerdo con el Fondo Monetario
Internacional en el que se exigirá al Gobierno de Kiev la implementación de
duras reformas que van a sufrir los ucranianos en sus carnes.
Cada vez está mas claro que es lo
que decidieron el presidente ruso, Vladimir Putin, y la canciller alemana, Ángela
Merkel, en la reunión que mantuvieron hace pocas semanas, repartirse Ucrania.
Rusia no solo mantendrá sus bases estratégicas y la Flota del Mar Negro en
Crimea, reincorporará ese territorio a la madre patria, y Alemania se hará
cargo del resto, utilizando a la UE y a la OTAN en su propio beneficio.
La Historia vuelve a repetirse y
esto se parece mucho a lo que sucedió con Polonia antes de que Hitler se
lanzara a la conquista de Europa. Los incautos también vuelven a caer en el
mismo error.
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