Lo importante de las encuestas,
para que estas sean fiables, es que estén hechas de forma profesional y que
luego su análisis sea lo más aséptico posible, algo mucho más difícil, porque
todos estamos mediatizados por la subjetividad, pero, vamos a intentar no ser demasiado
parciales:
Lo que nos interesa de la última
en cuesta del CIS es, sobre todo, la estimación del voto de cara a las próximas
Elecciones Generales del día 28. La encuesta está hecha de forma muy poco
profesional, porque no son serias horquillas de hasta 16 escaños y porcentajes
de indecisos por encima del 30%. Hay preguntas adicionales que nos pueden
indicar de forma bastante fiable cual va a ser finalmente la decisión de esos
indecisos o al menos averiguar en qué espectro político se mueven. Pero, seamos
serios, quitando algo de cocina que quizá exagere el voto socialista y minimice
demasiado el voto al PP ¿no son esos los resultados de la encuesta que esperaba
la gente mínimamente informada? sin que esto quiera decir, naturalmente, que
estos resultados, los que muchos sospechábamos, vayan a ser los definitivos. Lo
bueno de la encuesta del CIS sobre la estimación del voto es que, al contrario
que otras preguntas y respuestas, esta tiene prueba del nueve la noche del 28
de abril. Las encuestas electorales no son las Tablas de la Ley y muchas veces
se equivocan, pero sirven para observar las tendencias. En este sentido,
tendremos que esperar a otras encuestas privadas para ver si el muestreo de la
del CIS es correcto. Pero, a mí me gusta más adivinar el pasado que el futuro,
siempre acierto. Parece una perogrullada, pero le aseguro que no lo es en
absoluto y que si muchos fueran capaces de hacer un análisis correcto del
pasado se equivocarían menos en el futuro. Algunos no han hecho ese análisis,
no han analizado correctamente lo que les ha pasado en elecciones anteriores,
no han analizado correctamente lo que ha pasado en los últimos años en varios
países de Europa, y no han analizado, en fin, en que se han equivocado. Así les
va.
Entre las variables que baraja la
encuesta del CIS no se encuentra ningún “Cisne Negro”, como es lógico, un acontecimiento
imprevisible, a veces con resultados dramáticos, que puede hacer saltar por los
aires cualquier estimación del voto, como sucedió, con el 11-M, en las
elecciones que llevaron a Zapatero a la Moncloa, pero tampoco se supone que
pueda haber un cambio drástico en la intención del voto porque un candidato sea
capaz de darle la vuelta a las encuestas. El 26 de septiembre de 1.960 hubo un
debate electoral en los EE UU entre el candidato demócrata, John F. Kennedy y
el republicano, Richard Nixon, un debate televisado que cambió la Historia.
Nixon no quiso maquillarse, vistió un traje gris y fue con ojeras por haber
dormido poco la noche anterior, pero JFK cuidó su imagen a conciencia, tomó el
sol para lucir moreno y eligió muy acertadamente los colores del traje. Al
final Kennedy espetaría la famosa pregunta a los estadounidenses: “¿Comprarían
ustedes un coche de segunda mano a este hombre?”. JFK dio vuelta a todas las encuestas que daban como ganador a Nixon. Esto viene a cuento de que
debemos ser conscientes de que los debates electorales, y a veces las
elecciones, no las ganan ni los programas ni los candidatos, ni siquiera un
candidato como Kennedy, las ganan, en gran medida, los buenos asesores
electorales y en España hay partidos que, o los tienen malos, o piensan que no
los necesitan. Para algunos será una labor titánica y casi
imposible dar vuelco a los resultados que vaticinan las encuestas, pero, no
dude usted que se puede.
Sin duda el PSOE es el que está
haciendo una campaña más inteligente, entre otras cosas, porque tienen a un muy
buen asesor, y el PP la más desastrosa, porque Casado y su padrino, Aznar,
piensan que lo saben todo. Los de Unidos Podemos son sus peores enemigos y ya
están viendo adonde conduce explotar sus bobadas en vez de sus fortalezas y
Ciudadanos bajará como el suflé en favor de socialistas y populares. Vox no será
una sorpresa, ya es una realidad, porque Casado, asilvestrándose, ha hecho todo
lo posible por potenciarlo. Pero, ojo, los votos ultraderechistas no saldrán
todos los PP, pescarán en nichos insospechados, hasta de jóvenes poco
politizados (no es lo mismo haber vivido en una dictadura a que te la cuenten)
que antes votaron a Podemos. Esto seguirá así si las circunstancias y los condicionantes no cambian, claro.
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