sábado, 27 de enero de 2018

EL CONFLICTO DIPLOMÁTICO CON VENEZUELA

Venezuela ha expulsado al embajador de España en Caracas y España, en reciprocidad, ha hecho lo mismo con el embajador de Venezuela en Madrid. Se llega a esta situación por la grosera intromisión en los asuntos internos de Venezuela de los Gobiernos del PP, los que presidía Aznar y los que ha presidido y preside Rajoy. Hagamos memoria ¿Se acuerda usted de aquella Cumbre Iberoamericana que se celebró en Chile y donde el entonces rey, D. Juan Carlos, le espetó al entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, la famosa frase de “porqué no te callas”? no es que D. Juan Carlos se erigiera en moderador de la reunión, para eso estaba la presidenta de Chile, era que Chávez estaba diciendo cosas muy fuertes, que Aznar había colaborado con los que lo secuestraron y casi lo asesinan. Tras la tregua de los Gobiernos de Zapatero, donde las relaciones entre España y Venezuela mejoraron mucho, hasta el punto de cerrar acuerdos tan importantes para NAVANTIA como la construcción de varios patrulleros oceánicos para el país caribeño (no se pudieron vender a Venezuela varios aviones de patrulla marítima C-290 “Persuader” por presiones de los EE UU) volvió a llegar el PP al Gobierno y sus ministros y sus conspicuos volvieron a las andadas, dando cobertura y asilo a los opositores venezolanos, presionando a la UE para que pusieran sanciones económicas a Venezuela y poniendo en peligro no solo las relaciones diplomáticas, también los intereses de empresas españolas afincadas en Venezuela. Todos sabemos que cuando hablas con los del PP de las pensiones, de la corrupción y del tiempo que va a hacer mañana siempre te sacan, aunque no venga a cuento, el tema de Venezuela. A la actual derecha española le pueden las vísceras y si alguien piensa que la falta de sentido de Estado es algo exclusivo de la izquierda está completamente equivocado.
Por encima de credos y regímenes políticos, España siempre ha tenido buenas relaciones con las repúblicas hermanas de América y yo aconsejaría a la derecha española, tan desnortada o más que la izquierda, que rebusque en las hemerotecas, encontrará periódicos sepia, no porque sean de información económica sino por el paso del tiempo, que harán que muchos vean la luz.  Descubrirán, por ejemplo, la tragedia del “Sierra Aránzazu”, un mercante español de casi 3.000 toneladas que, en su cuarto viaje a Cuba burlando el bloqueo estadounidense, fue atacado, en septiembre de 1.964, y en cuya agresión perdieron la vida su capitán, su segundo oficial y el tercer maquinista, cuando en España gobernaba el general Franco, que no era precisamente comunista. Más reciente tenemos la Guerra de las Malvinas y también conviene recordar que el Gobierno de la UCD, que presidía D. Leopoldo Calvo-Sotelo, se alineó con las tesis argentinas en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero, hay otro episodio, que muy poca gente conoce, que demuestra hasta qué punto España y los españoles apoyamos a Argentina en aquel conflicto, a pesar de que sabíamos perfectamente que la dictadura criminal que presidía el general Galtieri había torturado detenidos políticos en la Escuela de Mecánica de la Armada que eran arrojados de noche, en aviones Hércules C-130, vivos  al océano en los tristemente conocidos como “vuelos de la muerte” y que robaba los bebés a las víctimas. Desde España se hizo todo lo posible, doy fe, para salvar al portaaviones argentino ARA “25 DE MAYO”, no tanto porque era el buque insignia de la Armada Argentina, que también, como por lo que significa el 25 de mayo para los argentinos. Sabíamos que era una guerra imposible de ganar, pero no podía ser una humillación total para Argentina.

Es decir, las relaciones fraternales con las repúblicas de Iberoamérica y con aquellos pueblos hermanos trascienden a regímenes políticos y a cualquier otra circunstancia y se equivocan mucho los que ponen por delante de los intereses de España sus mezquinos intereses.

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