Un hombre es la gran sorpresa en
la larga carrera hacia la presidencia de los EE UU, el senador demócrata
Bernard Sanders, un político que fue independiente hasta el año 2.015 y que los
norteamericanos y no los partidos, ni los lobbies, eligieron en muchas
ocasiones, desde que ganó la alcaldía de Burlington, en 1.981, la ciudad mas
grande de Vermont, cargo para el que fue reelegido en tres ocasiones, hasta sus
triunfos en la campaña para la nominación que están asombrando a todos, pasando
por quince años como congresista antes de llegar al Senado en el año 2.006.
Aquí, en la Vieja Europa, todos
habíamos oído hablar de Hillary Clinton, esposa del que fuera presidente y
secretaria de Estado y de ese descerebrado multimillonario, Donald Trump, que
nos deleita con sus payasadas y al que aplauden los impresentables de Tea
Party, pero nadie conocía a Sanders, a pesar de su dilatada carrera política.
“Bernie”, como lo llaman sus seguidores, nos ha sorprendido a todos y no tanto
por su aparición en primera fila del escenario político, que también, sobre
todo por lo que dice, por como lo dice y por como ha calado su discurso progresista
y de izquierda en un país donde muchos pensábamos que eso sería imposible.
Sanders es un líder político
atípico, a sus 74 años lleva a sus espaldas la experiencia de decenios de lucha
por los derechos de muchos americanos olvidados por el poder. Se afilió a la
liga socialista en su juventud y participó como activista en la lucha por los
Derechos Civiles. Ya en 1.963 estuvo en la marcha sobre Washington por el
Trabajo y la Libertad, donde Martin Luther King pronunció su famoso discurso.
“Bernie” Sanders está logrando ahora que muchos norteamericanos vuelvan a
pronunciar aquella famosa frase: “Yo tengo un sueño”.
A Sanders, le gustan las políticas
de los países escandinavos, quiere una sanidad gratuita y universal para todos,
ausencia laboral por maternidad, está muy sensibilizado con el cambio
climático, estuvo contra la Guerra de Irak, es muy crítico con las políticas de
vigilancia masiva de la NSA, quiere una reforma de la financiación de las
campañas políticas para que no sean los grupos de presión económicos quienes
decidan, etc. Es un mirlo blanco, un buen tipo y un auténtico patriota, solo
hace falta escucharlo y mirarlo a los ojos para comprobarlo. Muchos americanos
también lo están entendiendo así.
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