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Para nadie es un secreto que el
sector turístico es uno de los pilares básicos de nuestra economía, que ayuda
en gran medida a equilibrar nuestro
balance comercial, pues a pesar de que también han crecido las exportaciones y
que han disminuido las importaciones seguimos comprando mas de lo que vendemos,
incluida la gran factura de los hidrocarburos. Pero, además, el turismo es uno
de los grandes generadores de empleo en España, pues unos tres millones de
personas, de forma directa o indirecta, viven gracias a él. Desde que Fraga Iribarne
se tomara el asunto en serio, con iniciativas como la creación de los Paradores Nacionales y la promoción de España en el exterior, han cambiado mucho las
cosas. Hoy el país del turista 1.999.999 se ha convertido en una potencia
mundial del sector, con una infraestructura de hoteles y servicios
impresionante. Gracias a empresarios emprendedores y a abnegados trabajadores España
es punto de referencia e incluso hace años que ha dado el salto al exterior y
las cadenas hoteleras españolas están presentes en muchas partes del mundo.
Pero, de la misma forma que España
se está beneficiando de los graves problemas en algunos países tradicionalmente
turísticos, como Grecia y Turquía, y de los conflictos que están asolando todo
en Norte de África, la coyuntura internacional puede dar un giro drástico en el
futuro y regiones enteras de nuestro país se sumirían en un auténtico drama,
porque, no olvidemos que el turismo es
fundamental para la economía de Canarias, Baleares, Cataluña, Valencia y
Andalucía, por poner los ejemplos mas evidentes.
Cualquier inversor prudente sabe
que debe diversificar el riesgo no poniendo todo el dinero en el mismo sitio, igualmente
los que nos gobiernan y planifican nuestra economía (aunque está en la
Constitución, es una broma, naturalmente) deben potenciar otras alternativas socio-económicas
que impidan la excesiva dependencia de algunos sectores. Hace muy poco tiempo,
y todavía lo estamos padeciendo, hemos vivido en España el drama de la
explosión de la burbuja inmobiliaria, hubo gente que advirtió lo que podía
pasar, pero no se les hizo caso.
La economía de un país es como
una gran mesa, si tiene veinte patas y se rompe una el daño es menor, pero si
tiene solo tres la fractura de una de ellas hará caer la mesa. El mismo ejemplo lo
podemos poner con las especies: una de las claves del éxito de los humanos ha
sido su capacidad para alimentarse de una amplia variedad de nutrientes,
animales y vegetales, hasta hemos adaptado nuestro cuerpo para poder tomar
productos lácteos en edad adulta sin que nos perjudique la lactosa. Pero el oso
panda o el koala desaparecerían en pocos días si les faltara el bambú o el
eucalipto.
Debemos seguir cuidando el sector
turístico y mejorando su oferta, cómo no, ha costado mucho llegar hasta aquí,
pero sin descuidar el desarrollo imperativo de otros sectores, que sirvan de sólidas
patas a nuestra mesa ante cualquier eventualidad.
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