Muchos somos los españoles que
estamos encantados de que todavía no se haya formado Gobierno, como les sucedió
a los belgas, que estuvieron año y medio sin Ejecutivo y dicen que nunca
vivieron mejor. Pero, también son muchos los que nos quieren convencer de que
la situación actual es insostenible y que, “por responsabilidad” hay que tener
un Gobierno cuanto antes, no cualquiera, naturalmente, sino el que ellos
desean. A pesar de que muchas medidas ya no las decide el Gobierno del Estado,
porque vienen impuestas de Bruselas o son los Gobiernos de las CC AA las que
las toman, es evidente que España necesita un Gobierno, porque los problemas
que tiene nuestro país así lo requieren, pero, cuando la experiencia nos dice
lo que ha sucedido en años anteriores, en los que no se han hecho las reformas
verdaderamente necesarias, y cuando sabemos que lo primero que va a tener que
hacer el nuevo Ejecutivo es ajustar el déficit para cumplir con lo que nos
exigen, algunos decimos: “virgencita, déjame como estoy”.
El ministro de Economía del
Gobierno en funciones, Luis de Guindos, ya ha anunciado que piensan prorrogar
los Presupuestos de este año, pero modificándolos para cumplir con los
objetivos del déficit. Y esa es la cuestión, la madre del cordero. Si no se ha
ajustado el déficit y si la Comisión Europea ha tenido que tirar de las orejas
a España no ha sido porque los españoles seamos unos manirrotos, sino porque
los Presupuestos que elaboró el Gobierno del PP estaban mal hechos y tuvieron
la consecuencia de que hubo bastantes mas gastos que ingresos. Los ricos han
seguido sin pagar los impuestos que les corresponden y la Reforma Laboral de Rajoy
ha conseguido bajar los salarios y, por ende, ha hundido la recaudación, por el
enfriamiento del mercado interno y por la inflación negativa que provocó
ajustar la oferta a la demanda.
Un Gobierno del PP apoyado por
Ciudadanos daba miedo fiscalmente, porque las ocurrencias de Albert Rivera no
estaban acompañadas de la financiación que sería necesaria y porque la
filosofía económica de ese hipotético Ejecutivo sería peor aún que la que nos
ha traído hasta la situación actual. Bobadas y demagogias aparte, la diferencia
fundamental entre un Gobierno de izquierda y un Gobierno de derecha es su
política fiscal. Ahora son fundamentalmente los trabajadores y los que menos
tienen los que mas pagan (por ejemplo, la media de lo que pagan los
trabajadores de IRPF es superior a la media de lo que pagan los empresarios) y
la prórroga presupuestaria, con retoques, que prepara de Guindos seguirá la
misma tónica. Se nos acabó el chollo a los españoles de no tener Gobierno y de
que, mientras tanto, no nos hicieran nada.
¿A quién le echarán la culpa
Rajoy, su Gobierno y los que les hacen el caldo gordo del aceite de ricino que
nos van a dar? ¿a los que, con su no, están impidiendo que se perpetúen en el
poder? La culpa de que el déficit se haya disparado y, en consecuencia, la Deuda
Pública haya aumentado en mas de 350.000 millones de euros desde que el PP ganó
las elecciones en noviembre del 2.011, lo mismo que esquilmar “la hucha de las
pensiones”, por la caída de la recaudación de las cotizaciones, no es de la
oposición, es exclusivamente del Gobierno y de sus desastrosas políticas
económicas y laborales.
El interés ahora se debe centrar
en ver dónde va a meter tijera el Gobierno, pues la subida del impuesto de
sociedades, al que le obliga Bruselas, y la mejora de la recaudación por IVA
gracias a que los turistas, que huyen de las guerras y los conflictos, han
invadido España no serán suficientes. Por supuesto, el Gobierno en funciones de
Rajoy no va a atacar la economía sumergida y el gigantesco fraude fiscal,
cambiando la Ley y el Código Penal, medida que incrementaría tanto los ingresos
que permitiría ajustar el déficit sin hacer mas recortes y sin subir los
impuestos. Eso tendrá que hacerlo un Gobierno diferente, cuando lo haya.
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