Algo está pasando en Europa, que
puede llegar a ser el fenómeno político mas importante de este siglo: está
surgiendo con fuerza una nueva socialdemocracia. En algunos países está
liderada por movimientos y coaliciones emergentes y en otros por los antiguos
partidos socialistas que, como el hijo pródigo, regresan a la casa de la
izquierda, a sus orígenes, después de muchos años compadreando con la derecha
llegando al punto de no diferenciarse en
nada de ella. Contra el nuevo fantasma que ya recorre Europa se han unido, en
santa alianza, las fuerzas que quieren conservar el poder y sus seculares
privilegios a toda costa. La lucha promete ser, ya lo está siendo, a cara de
perro.
En Grecia e Italia el partido
Socialista ha desaparecido o ha sido reducido a la mínima expresión. La corrupción
de sus líderes y sus coaliciones con la derecha mas impresentable fueron la
causa. En esos Estados la socialdemocracia, que había quedado huérfana, ha
pasado a otras manos. Un proceso parecido está sucediendo en España, donde la
coalición que dirige Pablo Iglesias (sarcasmos de la Historia, con el mismo
nombre que el fundador del PSOE) está tomando el relevo a un Partido Socialista
dividido, derechizado y podrido por la corrupción. Pero, hay otros lugares
donde son los propios partidos socialistas los que, tras una dura autocrítica,
están intentando volver a los principios que nunca debieron perder. Quizá el
exponente mas significativo del fenómeno al que me refiero sea el del Partido Laborista
británico. Son las propias bases laboristas, sus militantes y sus votantes, los
que junto con Jeremy Corbyn, están liderando la revolución que exige los nuevos
tiempos, la nueva realidad objetiva. Corbyn, enfrentándose a los conspicuos de
su partido y al grupo parlamentario laborista, ha logrado, en el proceso
electoral interno de su partido, nada menos que el 61,80% de los votos frente
al 38,20% que obtuvo su rival derechista, Owen Smith. Es la segunda victoria
interna de Jeremy Corbyn en menos de un año, pero incrementando el porcentaje
de votos obtenidos, que en 2.015 fue de un 59,15%. Para unos Corbyn es un
dinosaurio político, defensor de ideas y valores que consideran antiguallas, pero
para muchos es el nuevo mesías, el hombre que, pese a sus 67 años, necesita la
izquierda y la mayoría social en el Reino Unido. En Francia y Alemania a los
partidos socialistas les esperan procesos similares o la minimización hasta la
irrelevancia.
En España, aunque ajeno al
proceso que ya están viviendo sus hermanos europeos, el PSOE está sujeto a las
mismas vicisitudes. Hay una lucha abierta, que ya no se puede ocultar, entre el
secretario general del partido, Pedro Sánchez y los barones territoriales y
expresidentes del Gobierno, bien acomodados los segundos por los que les pagan
los servicios prestados. Como en Gran Bretaña, las bases y los votantes del
Partido Socialista están mucho mas a la izquierda que el grueso de sus
dirigentes, sobre todo que algunos de los presidentes de las CC AA, y, como el
secretario general, no quieren oír hablar de permitir que siga gobernando Rajoy
y de convertirse en la muletilla política y parlamentaria de la derecha.
La nueva socialdemocracia, que ya
enseña las orejas, es una amenaza muy seria para los que nos habían dicho que
la Historia se había terminado, para los defensores del pensamiento único, el suyo,
por esos dirigen y dirigirán toda su artillería contra el único enemigo que
puede aglutinar en torno a sí una masa social y política lo suficientemente
grande y poderosa para poner en peligro el poder imperante en Europa, el de la
derecha.
Pretender asimilar como socialdemócrata a un partido antisistema como es Podemos, creo que es llevar las cosas demasiado lejos. Los partidos socialdemócratas europeos, si por algo se han caracterizado es por no ser partidos contrarios al sistema. Bien al contrario, siempre han aceptado la economía de libre mercado como un sistema político compatible con la extensión del estado del bienestar.
ResponderEliminarA mi, Podemos, siempre me ha parecido otra cosa. Sus dirigentes han estado, de una u otra manera, vinculados a la esfera filocomunista. Yo los conceptúo como una visión 2.0 de las antiguas políticas comunistas.
Creo que usted, amigo mío, comete dos errores: Podemos no es antisistema, aunque si es verdad que quiere cambios en profundidad, y los comunistas, aunque si lo son, fueron los que mas lucharon en España por el sistema democrático que, con todos sus defectos, disfrutamos, por este sistema, no por asaltar el Palacio de Invierno, aceptando la Constitución e incluso tragando sapos como la Monarquía, por la concordia nacional y el consenso sobre una base que pudieran aceptar todos.
ResponderEliminarSe de sobra, amigo JJJ Suárez, el papel que el Partido Comunista de España jugó desde que Carrillo enunció el Pacto por la Libertad y las políticas de reconciliación nacional hasta que se alcanzó la democracia en España. Lo sé porque fui testigo directo y activo en ese proceso. Lo que ocurre es que la IU actual se sitúa en las antípodas de lo que fue aquél proceso. Como muestra, baste la reiterada defensa de la bandera tricolor o el cuestionamiento a la monarquía como forma de Estado.
ResponderEliminarEn cuanto al carácter antisistema de Podemos, todo es opinable. Para mí, si que son una organización antisistema, porque se cuestiona la mayoría de los valores democráticos sobre los que se asienta España. Se cuestiona también la bandera, la forma de Estado, la organización territorial del Estado que la propia C.E. de 1978 definió. Se cuestiona la integridad territorial de España. Se cuestiona la forma en que está organizado el Poder Judicial. Se cuestiona el consenso con el que se realizó la transición en España. Si eso no es ser antisistema, uno ya no sabe absolutamente nada.