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Peshmenga (aquellos que enfrentan
a la muerte) es el término que emplean los kurdos para referirse a sus milicianos
armados. También son llamados así los soldados del ejército del Gobierno del
Kurdistán Autónomo, una de las regiones en que se ha dividido Iraq.
A los EE UU y sus aliados en la
zona se les ha ido de las manos su apoyo a los terroristas islamistas, a los que
financiaron y armaron para derrotar al régimen sirio. Como sucedió en
Afganistán con los talibán, los fanáticos del EI se han vuelto contra sus
patrocinadores y se han convertido en un peligro, no porque torturen, violen y
asesinen, sino porque están poniendo bajo su control amplias zonas que incluyen
grandes campos petrolíferos. Y, hete aquí la paradoja: USA pidiendo a Turquía
que le permita apoyar a los comunistas del PKK mientras el fundador del
movimiento y líder histórico kurdo, Abdulá Ocalán, es el único preso (condenado
a cadena perpetua, tras serle conmutada la pena de muerte) en la cárcel turca de
máxima seguridad de la isla de Imrali, en el Mar de Mármara. Ocalán sufre,
además, un severo régimen de aislamiento,
ya que no se le permite recibir visitas.
Los milicianos peshmergas han
sido aliados circunstanciales de EE UU en algunos momentos, fueron los que
descubrieron el escondite de Saddam Hussein y pusieron sobre la pista del
paradero de Osama Bin Laden al Pentágono, al detener a uno de sus primos y
ahora, cuando el ejército iraquí huye en masa, son los únicos, junto al
ejército sirio, que se enfrentan a los yihadistas, pero, es evidente que tienen
sus propios intereses, que para nada coinciden con los de los norteamericanos y
sus aliados.
El PKK parece una organización
fuera del tiempo y del espacio en aquella zona del planeta. Sus ideales
marxistas, el ateísmo de la mayoría de sus militantes y sus mujeres luchando
fusil en ristre, pelo al viento, junto a los hombres no encajan en la cultura
circundante. Pero, su buena organización, su disciplina y su lucha por la
independencia de una tierra que troceó el imperialismo a su antojo han
conseguido que fuera ganando adeptos. Hoy, cuando los asesinos del EI amenazan
la vida de los kurdos, los peshmergas del PKK se ha erigido por méritos propios
en la punta de lanza de la lucha por la supervivencia de su pueblo.
FOTO: una miliciana del PKK, con una ametralladora ligera de fabricación rusa al hombro, encabeza una columna de peshmesgas que se dirige al frente.
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