
La atonía del mercado interno
español y la caída del consumo de las familias tiene mucho que ver con que los
salarios en España sean tan bajos, no hace falta ser un lince para darse cuenta
de ello. Tanto es así que algunos organismos internacionales tan poco amigos de
los trabajadores como la OCDE ya están recomendando a nuestro país que debe
empezar a subir los sueldos, porque si nuestra economía no
crece lo suficiente no va a general ingresos para poder pagar la estratosférica Deuda española, que ya es del 100% del PIB y, proporcionalmente, la segunda mas
alta de todos los países del mundo. Eso sin contar la de las familias y las
empresas.
Pero, no parece que los empresarios
y el Gobierno hayan sido receptivos a los consejos, antes al contrario.
Mientras muchas empresas obtienen beneficios y muchos empresarios llevan un
tren de vida que no se corresponde con las circunstancias que nos está tocando
vivir y mientras nos dicen que la economía está mejorando, los trabajadores y
funcionarios españoles soportan sobre sus espaldas todos los sacrificios. Es indignante,
por ejemplo, que sean los asalariados los que, de media, paguen mas impuestos
que los empresarios. No solo eso, los que jamás podrían vivir con lo que les pagan
a sus empleados pretenden acabar con los convenios colectivos y dicen que
quieren ligar los salarios a la productividad, cuando esta se ha incrementado
brutalmente en los últimos tiempos (por los ajustes de personal) sin que por
eso los trabajadores hayan ganado ni un céntimo más.
En un país donde no funcionan los buenos consejos, por muy cabales que sean, y hay
5.600.000 parados y 7 millones de inmigrantes, es decir, un ejército de reserva
que presiona a peores condiciones laborales y salariales, solo la subida del
Salario Mínimo Interprofesioal puede forzar el punto de inflexión necesario. No
es de recibo que el salario mínimo en España sea de tan solo 753 euros cuando
en Reino Unido es de 1.301, en Francia 1.445, en Irlanda 1.462, en Bélgica
1.502, en Luxemburgo 1.921, en Holanda 1.486, etc,
Al menos, siendo moderados, el Salario Mínimo Interprofesional en España debe subir de inmediato a 953 euros.
Es una buena bandera para los partidos políticos ahora que están las elecciones
a la vista y para los sindicatos, que han estado de vacaciones mucho tiempo y
cuyo prestigio está por los suelos.
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