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Hace unos días, por ejemplo,
escuchaba en la SER como algunos tertulianos, afines y/o con el carnet del PSOE
en su bolsillo, se mostraban preocupados con la llegada masiva de inmigrantes
indocumentados a nuestras costas y con los asaltos a las vallas de Ceuta y
Melilla. Se lamentaban de las desgracias de “esa pobre gente” y llegaban a la
conclusión de que lo que está pasando en Siria o lo que ha ocurrido en Libia,
donde había casi dos millones de subsaharianos trabajando, habían agravado el
fenómeno migratorio. Naturalmente, no había nadie para contestarles. Porque
esos mismos tertulianos, como otros muchos periodistas y opinadores, no se
cortaron un pelo en apoyar la operación militar de la OTAN contra el régimen de
Al Gaddafi, con el que, dicho sea de paso, no hacía mucho tiempo se
fotografiaban y confraternizaban presidentes, primeros ministros y reyes
occidentales. ¿O no fue el Gobierno de Zapatero y la ministra de Defensa, Carme
Chacón, los que enviaron navíos y aviones F-18 para apoyar las acciones
militares de la OTAN, que debían alumbrar la estupenda democracia?
También los cínicos habían
elaborado un discurso, a su estilo, como coartada para intervenir en Siria. Hasta
hace cuatro días han estado apoyando a los rebeldes yihadistas, sus matanzas y
crímenes abominables, mientras demonizaban y condenaban las acciones del
ejército gubernamental sirio. España, como los demás países de la OTAN, incluso
retiró a su embajador en Damasco. Pero, hete aquí, que cuando los fanáticos
islamistas, financiados por los regímenes feudales árabes y armados por
Occidente, se han convertido en un peligro no solo para Siria, también para
Iraq, donde hay grandes intereses petrolíferos, Irán, aliado de Siria, se ha
convertido en amigo, lo mismo que los kurdos. Pero, ¿no era Irán uno de los
integrantes del “Eje del mal” y los kurdos unos terroristas?
En el asunto de Ucrania sucede
algo parecido. Los mismos que aplaudían el despliegue del “Escudo antimisiles”
en Gran Bretaña, Polonia, Rumanía y España, en un intento de acosar a Rusia y
poner en cuestión su soberanía (aunque decían que el objetivo de estos
dispositivos eran los misiles de Corea del Norte) y que apoyaron a los
golpistas ucranianos y el entrenamiento por agentes de la CIA, en Polonia y
Lituania, meses antes de la asonada, de terroristas y alborotadores, los mismos
que callaban ante la intención de EE UU y sus aliados de acabar con la Flota del
Mar Negro y con las bases de radares de alerta temprana rusas en la Península
de Crimea, que la defienden de un ataque por sorpresa de la Sexta Flota, los
mismos, en fin, que apoyaron las sanciones contra Rusia, ponen el grito en el
cielo ante las respuestas de los agredidos y se lamentan por los excedentes de
frutas y hortalizas que ahora perjudican a los agricultores.
Los cínicos son la verdadera
nueva casta y el verdadero peligro, han
proliferado en todas partes, en la izquierda, en la derecha y hasta en los
sindicatos, que dicen defender a los trabajadores mientras se financian con los
fondos para la formación de los parados y pactan con la patronal mas “moderación
salarial”.
Hay que dejarlos con el culo al
aire antes de que sea demasiado tarde.
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