
Ya dijimos que 2.014 sería un año
clarificador, donde los asuntos que se han dejado pudrir, con la vana
esperanza de que se solucionaran por si solos, estallarán en nuestras narices. El
problema de Cataluña, en contra de lo que dicen algunos partidos, algunos
analistas y algunos padres de la Constitución, no es político, sino sentimental,
y no se solucionaría ni aceptando que esa comunidad autónoma tuviera un status
económico similar al del País Vasco y Navarra. 30 años de inmersión
nacionalista y de complicidad de los partidos de ámbito estatal con los
desmanes de los independentistas han creado un caldo de cultivo propicio a la
ruptura. Pero es que, además, un cambio constitucional como el que se propone
tendría que ser aprobado en referéndum y habría que explicar a todos los
españoles porqué Cataluña debe tener un trato fiscal diferenciado y cualquiera
de las restantes CC AA no forales no.
Pero, la situación de vértigo no
se circunscribe solamente al problema catalán, el secesionismo vasco, liderado
por el brazo político de ETA, al que se ha permitido instalarse en las
instituciones democráticas, también retará al Estado. El presidente Rajoy y su
partido seguramente son los menos culpables de esta situación y les toca ahora
bailar con la mas fea, pero la responsabilidad de falta de liderargo y de no coger el
toro por los cuernos, teniendo mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado,
si es exclusivamente suya.
La crisis económica que nos
afecta y a la que, digan lo que quieran, no se le ve salida a medio plazo,
además de dejar a mucha gente sin vivienda y sin trabajo y cargarse a una buena
parte de la clase media, ha tenido la consecuencia de dejar al Estado muy
debilitado. Las grandes decisiones que nos afectan de pleno se toman en Berlín
y Bruselas y son las recomendaciones y consejos del FMI, de la OCDE y de las
grandes corporaciones las que diseñan las políticas a seguir. Esa debilidad del
Estado y la falta de un verdadero liderargo no ha pasado desapercibidos a los
enemigos de España.
El próximo año ya tenemos
elecciones europeas y las demás llegarán en cascada. Los cuarteles generales de
los grandes partidos están pensando en mantenerse o en sobrevivir, según los
casos, pero los graves problemas que afectan a los españoles siguen sin
resolver y ahora, mas que nunca, estas cosas van a estar muy relacionadas. De
la misma forma que no se ha hecho nada para solucionar el problema eléctrico, por ejemplo, que ha convertido a España en el país con las tarifas mas caras de Europa y que
ya está poniendo en graves dificultades a particulares y empresas, tampoco se
ha enfrentado el problema secesionista.
Estamos en situación de vértigo,
sí, pero antes de que nos empujen al vacío todavía podemos decidir que vamos a hacer
con los que nos han dejado en el alféizar. En mayo de 2.014 tenemos la primera
oportunidad.
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