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Aquí, en Asturias, el panorama
político ha cambiado radicalmente en los últimos años. Mientras gobernaba una
coalición de “progreso” donde Areces y sus antiguos camaradas de IU daban la
cara, funcionaba también una “entente cordiale” que producía pingües beneficios.
Esa, y no otra, fue la razón fundamental para que Gabino de Lorenzo se opusiera
con todas sus fuerzas a que Francisco Álvarez-Cascos, un candidato con mucho
tirón gracias a las obras públicas que se habían hecho en Asturias mientras fue
ministro de Fomento, encabezara las listas electorales del PP asturiano.
Intercambiarse ayuntamientos como si fueran cromos, colaborar en especulaciones
urbanísticas o subirse juntos al negocio de la incineradora, que pagarán los
asturianos con su dinero y con su salud, fueron algunas de las fechorías de la
coalición grosera entre la FSA y el PP.
Cascos había irrumpido en la política
asturiana como un elefante en una cacharrería. Sus escritos en la prensa
levantaban ampollas, pero aún eran mas incendiarios sus discursos, a pesar de
su tono sosegado y didáctico. En particular, hay un discurso del actual líder
de Foro Asturias que, a mi entender, marca un antes y un después en la política
asturiana, el que pronunció, el 12 de junio de 2.009, en la entrega de las “sardinas
de oro” de la agrupación folklórica Sabugo ¡Tente Firme!. Ya entonces, la que
era consejera de Administraciones Públicas y Portavoz del Gobierno del Principado,
Ana Rosa Migoya, declaró que no era “propio” el discurso del exvicepresidente
del Gobierno en aquel acto. Sin embargo, la gente estaba encantada de escuchar a un político
de primer nivel lo que todo el mundo pensaba y aquello fue el preámbulo de lo
que vino después.
Cascos era una amenaza, como se
demostró en las elecciones autonómicas de mayo de 2.011, donde ganó Foro
Asturias, y había que hacer todo lo posible para neutralizarlo. Por eso, a
pesar de que el conjunto de la derecha tenía mayoría absoluta, el PP presentó
una enmienda a la totalidad de los Presupuestos, que fue apoyada por los
socialistas. En aquel tiempo no se llevaba la ahora tan socorrida
responsabilidad.
Pero, las dificultades para el
mantenimiento del status quo, por el que socialistas y populares son capaces de
cualquier cosa, se acrecentaron al cambiar la dirección de IU y al aparecer en
escena UPyD. A partir de entonces el paripé, como todos hemos visto, se hizo
imposible.
Toca ahora actuar a cara
descubierta, quitándose el antifaz, por eso algunos hacen ingentes esfuerzos
por justificar y hasta santificar esta coalición grosera a la que los
asturianos mandarán, en cuanto tengan la primera oportunidad, al infierno.
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