El Gobierno de España ha
anunciado que equiparará el acceso a las pensiones de viudedad de las parejas
de hecho con los matrimonios y se ha comprometido a hacerlo a comienzos de
2022. Esta medida solo tiene de progresista que para acceder a una pensión de
viudedad no será necesario pasar obligatoriamente por vicaría ni casarse por lo
civil en el ayuntamiento, solo que la pareja del cónyuge fallecido, y el propio
fallecido, estuvieran inscritos como pareja de hecho en el registro que,
dependiendo de la comunidad autónoma donde uno resida, puede estar en el
ayuntamiento, en las delegaciones territoriales de la Consejería de Igualdad o
en otras instituciones u oficinas.
Hay, aproximadamente, unas
2.500.000 pensiones de viudedad en España. Las mujeres viudas son, con mucha
diferencia, mayoría, pues el 93% de los perceptores de esta prestación son
mujeres y solo siete de cada 100 son hombres. La cuantía de la pensión de
viudedad está establecida en el 52% de la base reguladora del cónyuge
fallecido, en Román Paladino, se cobra un poco más de la mitad que cobraba en
nómina el cónyuge muerto. Con los salarios de miseria que tienen muchos
españoles esto constituye un auténtico drama para muchas viudas, pues pensiones
de poco más de 600 euros son lo más habitual. Aquí si entramos en el terreno de
lo que es de justicia, de lo que es progresista y de lo que es de izquierda. La
cuantía de la pensión de viudedad puede llegar hasta el 70% de la base
reguladora si la viuda (por inmensa mayoría voy a referirme solo a las mujeres)
tiene cargas familiares a su cargo, pero esos casos son los menos. Así que si
una viuda tiene que hacer frente a gastos como la renta de una vivienda ya me
contará usted qué come, que viste y, en fin, con qué dinero tiene que
sobrevivir. La cantidad máxima establecida por ley para la pensión de viudedad
es la misma que para el resto de las pensiones, es decir, 2.683,34 euros (antes
de los descuentos por IRPF) pero estamos hablando de la vida real, no de ciencia
ficción, esos casos se cuentan con los dedos de una mano.
La pensión de viudedad se
extingue por deseo expreso, por sentencia firme de culpabilidad en la muerte
del cónyuge, por fallecimiento del beneficiario o por fraude (vamos entrando en
harina) y está establecida para que sea la única fuente de ingresos del
pensionista y se entiende que así es cuando representa, como, mínimo, el 75%
del total de los ingresos, así que, por regla general, si una perceptora de la
prestación de viudedad se casa otra vez o se registra como pareja de hecho con
otra persona que tenga ingresos que en conjunto superen el doble del SMI puede
llegar a perder la pensión. En ese caso habría que reducir, si ello es posible,
la pensión de viudedad para que no rebasaran ese límite, llegando, si fuera
necesario, a la eliminación de la prestación. Pues bien, llegados a este punto
vamos a denunciar, algo a lo que no se atreve nadie en este país, que miles de
viudas, es imposible saber exactamente la cantidad exacta, porque no hay ni estadísticas
ni control alguno sobre este asunto, cobran la pensión de viudedad de forma
fraudulenta. En Asturias todo el mundo conoce la gran cantidad de viudas que
viven amancebadas y sin regularizar su situación con, por ejemplo, jubilados de
la mina, acumulando entre ambos unos ingresos suculentos. Estas prestaciones de
viudedad constituyen un fraude al Estado, a todos los contribuyentes españoles,
pero, sobre todo, constituyen un agravio tremendo a todas esas pobres viudas, las viudas pobres, a las que
nos hemos referido que tienen que sobrevivir con una pensión miserable porque
otras se llevan crudo su dinero.
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