¿Será una broma? ¿se habrá cambiado la fecha del día de Los
Santos Inocentes? ¿cómo puede ser posible que, en un país con más de cinco
millones de desempleados, entre apuntados en las listas del INEM y sujetos a ERTE,
y con cientos de miles de personas cobrando la renta básica y salarios sociales
los empresarios no encuentren trabajadores? Pues, así es. No estamos hablando
del sector agrícola, donde empresarios explotadores contratan irregularmente a
inmigrantes, también irregulares, por salarios de miseria, nada de eso, estamos
hablando de sectores como el de la construcción, donde los contratos son
legales, casi siempre de larga duración y donde el convenio sectorial está muy
por encima en cuanto a salarios que la mayoría de los convenios. Cuando
decíamos que los salarios sociales y la renta básica sin contraprestación
social alguna o sin la obligación de hacer cursos de capacitación, de lunes a
viernes, no era una buena idea y que esa pretendida medida social iba a tener
consecuencias indeseables y perniciosas tuvimos muchos críticos, pero, el
tiempo, ese juez insobornable, nos ha dado la razón. En España hay millones de
personas viviendo del cuento y sin la menor intención de dar un palo al agua, y
muchas menos que, por diversos motivos, realmente necesitan un salario social
para poder salir adelante. Impedir que nadie se caiga por las alcantarillas es
de justicia, crear aprovechados y vagos es de estúpidos. Como no hay control
alguno por parte de las CC AA, hay unidades familiares, que no tienen
legalizada su situación familiar, que acumulan varios salarios sociales y que,
además, tienen ayudas para la vivienda, para la electricidad, etc. Una etnia
completa, de casi un millón de personas, que, por el hecho de serlo, goza, y
así lo dice la ley, de discriminación positiva para tener una renta básica a
perpetuidad ¿De verdad hay alguien en su sano juicio que se atreva a asegurar que
así es como se integra en la sociedad a la comunidad gitana? Es lógico, por
tanto, que muchas personas no quieran hacer hormigón, poner ladrillos o subirse
en un andamio. Si de muestra basta un botón pongamos el ejemplo de Asturias,
una región de un millón de habitantes: En Asturias, además de un paro endémico
en torno al quince por ciento, donde los jóvenes de menos de 25 años
representan casi el 40% del paro, hay también unas 22.000 personas cobrando la
renta social básica o salarios sociales y en torno a 60.000 personas que se
benefician directamente de ellos. Pues bien, el presidente de la patronal
asturiana de la construcción (CAC-Asprocon) Joel García, denunció con énfasis
el problema de la falta de mano de obra en la construcción, tras la
asamblea de la patronal. Con un nivel de creación de empresas y empleos que ha
permitido registrar las cifras más altas desde 2012, el sector se ve incapaz de
dar respuesta a este aumento de la actividad, que se incrementará con la
llegada de los fondos europeos, si no dispone de suficientes trabajadores. Es más,
García advirtió de que la “falta de personal puede estrangular la recuperación
del sector y, por tanto, de la economía asturiana”. En este sentido, reconoció
que le “cuesta mucho entender cómo en una región con tanto paro, sobre todo
juvenil, este sector sigue sin atraer a los numerosos desempleados, si se tiene
en cuenta que el convenio de la construcción es uno de los más atractivos en
términos salariales y dispone de una escuela de formación propia, como es
la Fundación
Laboral de la Construcción, a la que no se apunta casi nadie". El presidente de
los empresarios asturianos de la construcción llegó a pedir la “estimulación
forzosa de los parados”. Está claro que el supuesto progresismo de algunas
políticas hay que demostrarlo, sobre todo si son los trabajadores que sí
trabajan los que pagan mayormente la fiesta.
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