La situación de la pandemia es
otra vez muy grave. Como habían adelantado algunos científicos chinos durante
la primera ola, este virus tiene algunos comportamientos similares a los virus de
la gripe, en la forma como se contagia y en la estacionalidad, su capacidad de
infección aumenta cuando disminuye la temperatura. Así que el éxito al
contenerlo durante la primera ola no solo se debió, sin duda alguna, al confinamiento,
seguramente también a la llegada del verano y del calor. Pero ¡atentos! ahora
vamos hacia el frío del invierno. Todas las medidas de precaución son pocas y
estamos volviendo a ver como, tras escuchar las noticias, la gente, con fundamento
y con razón, ha vuelto a sentir miedo, porque los contagios las
hospitalizaciones y los muertos están creciendo exponencialmente. Este miedo
fundado a lo que nos puede pasar también ha llegado a casi todas las fuerzas
políticas y también observamos ya lo que hace unas semanas no era posible: los
mismos que criticaban medidas como el Estado de Alarma, el instrumento legal
que permite limitar libertades y derechos fundamentales, ahora lo piden. Sin
embargo, me temo que un peligro importante añadido podemos tener en esta
segunda ola, un peligro que ya se manifestó durante la primera, pero más tímidamente,
me refiero a los insumisos de la ultraderecha, esa gente que se manifestaba en
sus coches pidiendo, en el colmo del cinismo, “democracia y libertad”, mientras sus líderes votaban sistemáticamente en contra de todas las prórrogas del Estado de Alarma
en el Congreso de los Diputados. Las autoridades, todas ellas,
independientemente de su color político, están ya aplicando medidas radicales,
como no puede ser de otra manera y como lo exigen las circunstancias, en unas
acertarán y en otras se equivocarán, pero, lo que debemos tener muy claro es
que si esas medidas no se cumplen, si hay gente que se las pasa por la
entrepierna, la situación, y no solo la situación sanitaria, puede ser bastante peor, bastante más grave, de lo que ya lo va a ser. Las redes sociales ya se están inundando de comentarios de impresentables que dicen que no piensan cumplir las medidas impuestas por las autoridades y la ultraderecha va a animar a la subversión, como
está haciendo en otros países ¿Quién controlará que las medidas se cumplan?
¿quién controlará a los malos? Veremos.
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