Como todos estamos viendo, la
crisis sanitaria del coronavirus ha ido acompañada de una tremenda crisis
económica, la mayor que se recuerda desde la que siguió al Crack del 29. En
esta crisis, en la que aún estamos inmersos y sobre la que es muy aventurado
hacer previsiones, el protagonismo de los Estados y de las organizaciones
supraestatales, como la UE, se ha hecho evidente, todo hubiera sido mucho peor
sin la protección de papá Estado o del Banco Central Europeo. Los británicos no
contaron en que tras el Brexit llegaría el Covid-19 y fuera de la UE llueve
mucho y hace mucho frío. No es lo mismo que el BCE o la Reserva Federal
impriman ingentes cantidades de dinero de mentira a que lo haga el Banco de
Inglaterra, y para lidiar con las consecuencias económicas del bicho los
paraísos fiscales que los ingleses tienen por todas partes no les van a servir
de mucho. Eso sí, robar más de 2.000 millones de dólares en oro a Venezuela ayuda.
Pues bien, son los Estados los que están poniendo el paraguas para que
ciudadanos y empresas no cojan una mojadura y una pulmonía, solo un resfriado,
repartiendo dinero fiat como si fueran caramelos. Los ERTEs son solo un poco de
agua en la inmensidad de las ayudas, ayudas que se están llevando
principalmente las empresas. Por poner solo un ejemplo, la cantidad de euros
que se han llevado las aerolíneas europeas es de infarto. Es el nuevo
capitalismo marxista del que ya hablamos en otras entregas. Pero, hay alguien
que se va a llevar el grueso de la tarta, una tarta que finalmente (espero que
nadie tenga la menor duda) acabaremos pagando los ciudadanos, ese alguien son
los bancos. El índice STOXX 600 es un índice bursátil compuesto por las 600
principales compañías por capitalización bursátil europea, entre esas compañías
están los principales bancos de Europa; recientemente ese índice cayó hasta
mínimos de 1988, pero no tanto por la crisis económica que vivimos como por la
publicación de una investigación sobre presuntas transacciones sospechosas a cargo
de bancos como el HSBC, Deutsche Bank, Standard Chartered o JP Morgan, entre
otros. Esas investigaciones sacaron a la luz que esos bancos se habrían enriquecido
con oscuras operaciones de financiación de terroristas y con el blanqueo de
dinero de creptócratas y grandes narcotraficantes, entre otras fechorías. Apunto este detalle para que usted se vaya
poniendo en situación, pero voy a terminar por decírselo de esta manera: si los
mafiosos no delataban a nadie cuando estaban en la cárcel subían de rango en la
organización. Es decir, los bancos tienen barra libre porque poseen información
sobre actividades delictivas de los Gobiernos o permitidas por los Gobiernos. Y
no solo tienen barra libre para hacer ese tipo de cosas, también para exigir
ingentes cantidades de dinero de los bancos centrales en forma de créditos ultrabaratos,
o incluso negativos, para salvar su trasero ¿No hemos visto todos ya esta
película? Así que el grueso de la pasta gansa irá a parar, otra vez, no a las empresas
en general y a los trabajadores, sino a la banca. Subirán sus acciones. “Robar
un banco es delito, pero más delito es fundarlo”. Bertolt Brecht.
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