
Los bombardeos de la aviación
rusa, que están llevando a cabo aviones de ataque Sokhoi SU-24 y 25 y a los que se han incorporado los SU-34, con bombas guiadas por satélite, son los preliminares de una gran ofensiva
del ejército sirio que pretende dar un giro a los acontecimientos, asegurando
los enclaves estratégicos y enviando un mensaje inequívoco a los asesinos
yihadistas y a sus aliados. En la ofensiva participarán por primera vez
soldados iraníes y milicianos chiítas iraquíes, que están llegando a Siria
desde hace algunas semanas, y también milicianos libaneses de Hezbolá, que
llevan combatiendo junto a las tropas gubernamentales sirias desde que empezó
el conflicto. Tanto Rusia como Irán están empeñados en que Occidente y sus
aliados árabes entiendan que no van a permitir un cambio estratégico en la zona
y que están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. El presidente
ruso, Vladimir Putin, así se lo ha hecho saber al presidente norteamericano,
Obama, al que, infructuosamente, invitó a sumarse a la lucha contra el Estado
islámico, y al primer ministro de Israel, Natanyahu.
Desde hace mas de un mes el
tráfico de barcos rusos, tanto de guerra como mercantes, a través del Bósforo,
camino de Siria, es incesante, llevando armamento sofisticado, como los carros
de combate T-90, y toda clase de municiones y vituallas para el ejército Sirio
y para los aviones rusos que están operando allí. En cuanto de comienzo la
ofensiva terrestre también entrarán en combate los helicópteros de ataque que
Rusia ha desplazado a Siria.
Estamos ante la fase crucial de
la guerra donde no solo se va a decidir el futuro de Siria y de su Gobierno,
también el del Estado Islámico, el Frente Al Nusra (filial de Al Qaeda) y los
otros grupos rebeldes. Veremos, en fin, si aparece una nueva correlación de
fuerzas en la zona y el papel que Irán, como potencia emergente, puede jugar a
partir de ahora.
FOTO: un avión ruso de ataque Sukhoi SU-25 lanzando cohetes contra posiciones del ISIS.
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