
Inexorablemente, llega el final
de la legislatura y los partidos políticos españoles se van a tener que ver las
caras con los ciudadanos el 20 de diciembre. Estamos hablando de unas
elecciones generales, que siempre son muy distintas a otras, como las municipales
y autonómicas, donde los electores votan mediatizados por coyunturas mas
domésticas. Los estados mayores de las distintas formaciones políticas, y los medios
que les son afines, ya han puesto a funcionar su maquinaria propagandística,
que nada tiene que ver con un programa
serio y con propuestas que intenten dar solución a los muchos y graves
problemas que nos aquejan. Para mí esta ha sido una legislatura perdida, porque
no se han tomado las medidas que son imperativas para ordenar el país y para
poner a millones de españoles a trabajar. Al contrario, hay asuntos que, de
podres, ya desprenden un hedor nauseabundo, como el paro, la corrupción y los
nuevos Reinos de Taifas en que han degenerado algunas CC AA.
El Gobierno del PP, cuyas únicas
medidas para atacar la crisis provocada por el derrumbe del tinglado
financiero-inmobiliario han sido el millonario rescate a la banca y hacer
cargar a los trabajadores con el peso del ajuste, con leyes como la Reforma
Laboral, para bajar salarios y derechos laborales, no ha hecho ninguna reforma
administrativa de ahorro, como acabar con la mitad de los Ayuntamientos y las
Diputaciones, ni ha puesto firmes a las CC AA, que son un pozo sin fondo para
el gasto, por eso, desde que Gobierna Rajoy, la Deuda Pública ha aumentado en
nada menos que 315.000 millones de euros. Hasta las instituciones europeas, ya
lo han dicho, están alarmadas, porque en los Presupuestos para el ejercicio de
2.016, que piensa aprobar el Gobierno antes de los comicios, no se prevé
ninguna medida verdaderamente correctora de la suicida deriva del déficit. El
PP es consciente de que no ha hecho los deberes porque, en un contexto
económico internacional muy favorable, que ha permitido aumentar los ingresos
por turismo, tener el crédito barato y con los precios del petróleo y otras
materias primas por los suelos, no ha sido capaz de crear empleo estable y de
calidad y de dinamizar suficientemente el mercado interno. Si a esto se suma la
pusilanimidad en asuntos como el reto secesionista catalán o la corrupción de
algunos de sus conspicuos, no es de extrañar que se haya llevado varios
batacazos electorales y que haya cundido en nerviosismo en sus filas, a lo que
ayudan mucho las declaraciones de Aznar, que no es el mas indicado para dar
consejos, todo hay que decirlo.
El PSOE hace tiempo que ha
perdido completamente el Norte y es una formación en declive, como les pasa a
otros partidos socialdemócratas en Europa. En España los socialistas no
levantan cabeza, como se ha visto en todas las elecciones que se han celebrado
en los últimos años, y solo resisten en algunos feudos, como Asturias y
Andalucía, donde el clientelismo de las prejubilaciones o del PER, es decir, de
decenas de miles de personas que viven del erario público sin dar palo al agua,
trabaja en su favor. A los socialistas no les ha quedado otra que echarse en
brazos de Podemos para mantener el modus vivendi y tocar poder en muchos
sitios. Si en el PP hay fuertes
discrepancias internas, el PSOE es una jaula de grillos, donde en Madrid se
dice una cosa y en Barcelona la contraria y donde el secretario general no es
capaz de poner firmes a los barones regionales, como Ximo Puig, o al
expresidente Zapatero, que son unos buenos quintacolumnistas de los
secesionistas catalanes. En el Gobierno de Valencia ya hay hasta algún
consejero que se quiere sumar al proceso independentista, es decir, ya hay
gente que está trabajando por los “Países Catalanes”. Estas cosas, y la falta
de un programa serio, pasarán factura al PSOE en las próximas elecciones
generales.
Mientras el bipartidismo se cuece
en su propia salsa, el interés se centra en los partidos emergentes. Podemos,
como auguró Julio Anguita, se desinfla, porque a su falta de definición política
y a su ambigüedad trasversal se une su hostilidad ante la unión que pide la
dirección de IU. Es más, mientras la coalición rojiverde apuesta por Ahora en
Común y la unidad de la izquierda, Podemos presenta una OPA hostil para captar
dirigentes de IU, que se parece como un huevo a otro a lo que hizo en su día el
PSOE con el PCE, en lo que se dio en llamar “el pesebre”. La dirección de
Podemos ha hecho un análisis erróneo de los resultados de las elecciones en
Cataluña. Piensan que ir junto a IC-Verds les ha restado votos, pero,
seguramente si hubieran ido en solitario la debacle habría sido mayor, porque
el peso y la infraestructura de IC-Verds es mucho mas grande en aquella comunidad
autónoma que el de Podemos. Iglesias se está equivocando.
Para mí el interés se centra en
si IU va a poder articular una plataforma política en torno a Ahora en Común,
la que diseñó Julio Anguita y que explicó hace años en el famoso mitin de Sadadell,
porque se ha perdido un tiempo precioso, y también si Ciudadanos, que ha tenido
un crecimiento espectacular gracias a su lucha sin cuartel contra los
nacionalistas, será capaz de proponer al electorado recetas sensatas y no
ocurrencias, como que los trabajadores se paguen su propio despido o que suban
los impuestos del pan y bajen los de los artículos de lujo.
Yo creo que la indefinición
política y la ambigüedad, mas que ninguna otra cosa, siempre acaban pasando
factura y eso es un aviso para navegantes, para los que hacen cálculos optimistas
y especulan con la trasversalidad, para los que se han olvidado que fueron un
partido de izquierda y que llevan de “E” de España en sus siglas y para los que
en un sitio pactan con el PP y en otro con el PSOE.